caso Asunta basterra
El cadáver de la niña no mostraba señales de haber sido arrastrado
«Nunca percibí duelo en Rosario Porto», reveló la agente que detuvo a la acusad

Quince testigos desfilaron este miércoles por los juzgados de Santiago durante una maratoniana sesión de juicio que se prolongó cerca de diez horas . Los testimonios de los guardia civiles que participaron en la investigación del crimen de la pequeña Asunta Basterra centraron buena parte de la sesión, muy técnica en cuanto a las pruebas gráficas presentadas al jurado popular. Entre ellas, los nueve integrantes del tribunal debieron visualizar algunas de las instantáneas del cadáver de la menor que, según apuntaron los investigadores, « no mostraba marcas ni señales de arrastre », lo que evidencia que fue cargada hasta el talud donde la hallaron. Durante la presentación de las fotografías, Rosario Porto evitó en todo momento mirar la pantalla y optó por taparse la cara con las manos. Un gesto que Alfonso Basterra imitó por momentos, y que alternó con muestras de dolor y disconformidad. Las quejas y lamentos de los dos acusados fueron en aumento cuando el fiscal del caso solicitó la presentación en sala de los selfies que Basterra y Porto se sacaron con el féretro de la niña en el tanatorio. Unas imágenes que no forman parte del sumario del caso y que finalmente no se visionaron en sala por decisión del presidente del tribunal .
Una única copia de la llave
El relato de los agentes que mantuvieron el primer contacto con los acusados tras la noticia de la muerte de Asunta desveló el « nerviosismo » de Porto cuando los efectivos le pidieron que les mostrase la vivienda de Teo. « Rosario no quiso salir de casa por si volvía la niña, pese a que le habíamos dicho que su descripción coincidía con el cuerpo que encontramos. En ese momento nos dice que solo hay unas llaves y que a esa finca no iba nadie», indicó uno de los guardias. Esta afirmación señala a los padres de Asunta como los únicos que pudieron visitar la finca de Teo cuatro días antes del crimen, tal y como refleja la lectura de la alarma, durante un período temporal de tres horas . Ese episodio conecta con la mañana posterior, en la que la niña faltó a clase por tener «graves vómitos». Un capítulo que podría coincidir con un ensayo del crimen.
Igual de relevante fue el testimonio del inspector que acompañó a Porto al baño nada más entrar a la vivienda de Teo. Según su relato, «a paso acelerado Porto toma dirección a unas escaleras que suben a la primera planta. Apuro el paso para alcanzarla y la cojo a la entrada de una habitación del primer piso», señaló el agente. Es en ese momento cuando la madre trata de coger una papelera en la que había una mascarilla, trozos de cuerda naranja que el guardia relaciona con los encontrados junto al cadáver y un amasijo de pañuelos con mucosidad reciente que más tarde resultaron tener ADN de la madre y de la niña . El testigo reconoció que en lo que restó de madrugada Porto nunca llegó a ir al baño, «algo que nos sorprendió», resaltó.
Al hilo, la agente femenina que acompañó a Rosario Porto tras su detención en el tanatorio manifestó en su declaración de ayer que la madre de la víctima se mostró en todo momento «amable, educada, correcta y plenamente consciente de lo que ocurría a su alrededor». «Sabía quienes éramos, nuestros nombres y nuestros cargos. En cuanto alguien nombraba a Asunta mantenía silencio y a los dos segundos volvía a la conversación anterior sin más... Nunca percibí señales de duelo en ella», reveló. Ante la réplica de la defensa, la agente insistió en que «cuando aparece el cadáver de un familiar nadie se niega a dar declaración, lo único que se quiere es saber quién fue».
Porto: Su coartada se tambalea
El comportamiento y movimientos de Porto también quedaron en entredicho tras el minucioso visionado de las cámaras de seguridad que la grabaron la tarde del crimen. El análisis de las imágenes demuestra que la madre de Asunta no regresó a Santiago a media tarde para devolver a la niña a casa, tal y como ella defiende desde el día de la desaparición. Tampoco capta el presunto viaje a la tienda de deportes. Lo que las capturas de las 33 cámaras que fueron revisadas refieren es que la acusada abandonó su vivienda a las 17.28 horas y que regresó a ella a las 21.38. En ese momento, una cámara capta por primera vez a Basterra, que a las 21.44 sale a buscar a su hija a la calle. Media hora después, los dos estarían entran en la comisaría. Las declaraciones de los testigos se retomarán hoy con la intervención de las profesoras y la cuidadora de la niña.
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