Un convenio necesario
En el día en que con la firma de este convenio se pone fin a una etapa y se inaugura otra cargada de los mejores augurios para la Catedral, la gratitud debe presidir mis palabras.
Gracias al Gobierno de España que, conocedor de las necesidades del monumento, no ha dudado en comprometerse en este gran proyecto; gracias al presidente de la Xunta por cuantas gestiones ha realizado con el objeto de atraer la atención y los fondos que aporta el Gobierno de España. Gracias a cuantos desde la Consellería de Cultura han colaborado con sus conocimientos, pericia y dedicación.
Garantizar la financiación de las obras de restauración, rehabilitación e incluso reconstrucción de la basílica compostelana y edificios anejos, supone actuar directamente sobre el mismo germen y centro de nuestra ciudad, es más, sobre el indiscutido icono monumental y simbólico de Galicia, e incluso de España, en Europa.
Un patrimonio que, por lo que a esta basílica se refiere, es —además— casa abierta que acoge a cuantos peregrinos y visitantes a ella se acercan desde las primeras horas del día hasta bien entrada la tarde; no será fácil encontrar un conjunto monumental de este nivel, ya sea de titularidad pública o privada, que reciba de igual modo a quien accede a su interior. Nuestra Catedral se mantiene viva gracias a la indisoluble conexión que en ella se produce entre el arte y el espíritu, entre cultura y religión.
El convenio que suscribimos aporta una fuente de recursos (algo más de dieciséis millones y medio de euros) que nos permitirá realizar obras sin que, durante un período de cinco años, haya de preocuparnos la financiación; lo cual supone un importante alivio.
Como arzobispo de Santiago y presidente de la Fundación Catedral de Santiago trataré de que cuantos integren en su nombre las comisiones ejecutiva y de seguimiento que regula el convenio, así como quienes desde la Fundación hayan de prestar su servicio y colaboración en el desarrollo del mismo, asuman como criterio, en el ejercicio de sus respectivas responsabilidades, alcanzar el ideal de excelencia, que animó a los maestros que dejaron su impronta en la fábrica catedralicia.
Gracias por la responsabilidad que asume el Gobierno gallego en la consecución del ideal que desde hoy es nuestro horizonte común; confiados en la colaboración de toda la ciudad, del resto de los gallegos, los peregrinos y cuantos nos visitan pues el buen fin de este proyecto a todos nos incumbe y a todos nos honrará.
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