Inestabilidad es esto

Lucía sonriente Xulio Ferreiro en un programa de televisión el pasado viernes, entrevistado por sus cien días en María Pita. ¿Inestabilidad dónde?, se preguntaba ufano, vendiéndole al periodista que su gobierno en minoría goza de sobrada solidez para protagonizar «el cambio», ese grial progre con el que se creen ungidos en exclusividad los joviales muchachos del rupturismo de izquierdas.

Si la estabilidad hay que entenderla como la mera sucesión de los días en una alcaldía, viendo pasar el tiempo como quien observa la floración de los árboles , desde luego Ferreiro y su tropa disfruta de la mayor de las tranquilidades. Pero si más allá del estar por estar hay que exigir resultados efectivos de la acción de gobierno, en La Coruña el suspenso se queda corto para un equipo municipal muy deficiente , más preocupado por buscar culpables a problemas inexistentes que en desarrollar su programa electoral.

Una de las causas es la absoluta soledad de una izquierda tan radical como soberbia, que se pensaba que no necesitaba de pactar con los demás grupos políticos una vez asido el bastón de mando. Y se han dado de bruces con la realidad a las primeras de cambio, en una votación tan nimia como una modificación de crédito. Si les falta cintura para eso, el escenario de la negociación de los Presupuestos municipales produce escalofríos .

No obstante, no todo es culpa de la Marea. Mucho tiene que decir aquí el PSOE, el cómplice necesario para aupar a Ferreiro y que ahora lo abandona a su suerte, que prefirió radicalizar la vida política de La Coruña antes que encontrar un espacio de centralidad con Negreira. Un partido sin rumbo, con líderes fugaces y sin sustancia, que asiste a la deriva de la ciudad como si nada fuera con ellos. Prefieren eso a una moción de censura . Y todo por simple sectarismo contra el PP. Qué pobreza.