Crónicas Atlánticas
A vueltas con Ence
La excusa ambiental ya no vale porque la fábrica cumple la normativa
Ence quiere quedarse en Pontevedra y ha dado muestras de su buena voluntad: prometen una inversión que supera los 20 millones de euros para reducir el impacto de su papelera de Lourizán e incluso podrían aumentar la plantilla de trabajadores. La oferta es sustanciosa, pero la polémica política está servida entre los empeñados en expulsarlos (BNG, PSOE y AGE) y los que defienden que debería poder quedarse (PP y comité de empresa).
Afirman los partidarios del veto que la destrucción de empleo se compensaría con la creación de otros puestos de trabajo nuevos —en el turismo y el marisqueo, supuestamente— pero dice el refrán que «más vale pájaro en mano que ciento volando», y si hablamos de empleo no corren tiempos que aconsejen arriesgar.
Al PP le van a reprochar que haya cambiado de postura, porque si antes defendían un traslado a otro lugar ahora, que saben que es o permanencia o cierre, optan por la continuidad de la papelera con mejoras medioambientales. ¿Cambio de criterio? Sí, pero de sentido común. Los trabajadores lo tienen claro desde hace tiempo. Oculta la izquierda que al margen de polémicas políticas la decisión de si Ence se queda o no en la ría va a ser técnica. Son los especialistas los que tienen que emitir un informe después de evaluar el impacto ambiental de la factoría: si cumple la normativa la resolución de la Xunta será positiva, y si no cumple negativa, otra cosa sería prevaricar.
Los mismos que ponen el grito en el cielo con los problemas de viabilidad de Alcoa o de Megasa apuestan por destruir la industria en Pontevedra, y lo peor es que lo hacen porque son rehenes de una reivindicación que hace décadas podía tener sentido ( «Ence fóra da ría» ) pero que hoy en día ha quedado desfasada. La excusa del medio ambiente ya no vale, que le digan a la cara a los trabajadores que quieren cerrar una fábrica que funciona bien, que cumple con la normativa y que tiene perspectivas de crecimiento simplemente porque la zona quedaría más bonita sin ella. Sería imperdonable.