Malos humos
Los gestores de la crisis incendiaria de 2006 ahora dan lecciones de parlamentarismo
Agosto. Incendios. Galicia. Si arde mucho es culpa del gobierno; si no arde es gracias a que llueve. En dos líneas se resume perfectamente el discurso de la oposición. Por el papel del partido de la pataleta han pasado todas las siglas, a izquierda y derecha. Aunque las realidades a las que se ha tenido que hacer frente han sido bien distintas. En la bendita hemeroteca se guarda el comportamiento del bipartito PSOE-BNG en aquel primer verano de 2005. Con apenas unas semanas en el cargo, la temporada estival castigó a Galicia con 57.000 hectáreas arrasadas. Entonces, los sabios gobernantes culparon al modelo de extinción de incendios de la era Fraga de ser ineficaz. Una mera justificación, pero incluso plausible.
Con un año por delante para modelar el monte según sus revolucionarios métodos, el bipartito se vio envuelto en los terribles fuegos de 2006. Más de 100.000 hectáreas y cuatro fallecidos —dos de ellos civiles, fruto de la descoordinación de los equipos de emergencias— para un agosto negro. Inolvidable aquella estampa de Touriño y Zapatero con cara de pesadumbre contemplando la devastación, dos marcianos fuera de su planeta de irrealidad y aduladores.
Por aquel año sencillamente catastrófico, que se llevó por delante el diez por ciento de la superficie arbolada de la provincia de Pontevedra, nadie dimitió. Alfredo Suárez Canal, un conselleiro reducido a cenizas, se presentó ante el Parlamento en septiembre —nada de comparecencias extraordinarias, por supuesto— para poco menos que culpar al PP de que el monte hubiese ardido. Aquella crisis sin precedente llevó a Touriño a dar la cara por los incendios. Causó sonrojo escucharle decir que su gobierno estuvo «a la altura de las circunstancias».
Hoy, nueve años después, hay que aguantar que los gestores de aquella desgracia ambiental den lecciones de parlamentarismo y se rasguen las vestiduras porque Feijóo ceda las explicaciones a su conselleira una vez remate la campaña, toda vez que esta temporada va a quedar a años luz de aquel negro 2006. Uno no sabe si recomendar más memoria o menos desvergüenza.
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