césar Wonenburger, Director Artístico de la Ópera de La Coruña

«La Marca Coruña en ópera ha existido desde siempre»

Entre ensayos del inminente «Il Trovatore», que se representa los días 3 y 5 de septiembre, el responsable de que la ciudad herculina tenga un lugar destacado en el mapa operístico nacional e internacional atiende a ABC

«La Marca Coruña en ópera ha existido desde siempre» iago lópez

josé luis jiménez

-Vayamos a lo más reciente. Tras lo sucedido estas últimas semanas, ¿corre peligro la celebración de la temporada lírica?

-Espero que no. Ha habido dos declaraciones estos días, del concejal José Manuel Sande, garantizando el apoyo a la Sinfónica y la temporada lírica es parte de ella. Sande es una persona a la que conozco, me parece seria y muy preparada, y nos ha transmitido total tranquilidad. Todas las ciudades están comenzando con sus temporadas, y ninguna se ha visto alterada por cambios en los gobiernos. La Coruña no debería ser la excepción.

-Arranca ahora la segunda temporada, ¿pero qué balance se hace de la primera?

-Muy positivo. Hemos hecho una temporada lírica prácticamente con la tercera parte del presupuesto que tenía el Festival Mozart en sus años de esplendor. Ha habido una asistencia notable, cerca de 30.000 personas en la distintas actividades, con una proyección extraordinaria, fidelizando al público y captando nuevas audiencias, y participando en la formación de nuestros músicos e intérpretes. El curso de Alberto Zedda es parte esencial de esto último. Y todo, con un equilibrio ofreciendo títulos de repertorio y otros nuevos. Además, con la satisfacción de que fuera de la ciudad se sabe qué estamos haciendo, se valora y se reconoce.

-¿Hay una «Marca Coruña» en la ópera?

-La ha habido siempre, no de ahora. La ópera en La Coruña se hace regularmente desde el siglo XVIII. Hablaba estos días con la directora del «Trovatore», Keri Lyn Wilson, y le contaba que en el Teatro Rosalía, en los años cincuenta, cantaron una «Manon» Giuseppe di Stefano y Victoria de los Ángeles. Y se sorprendía. Hay una tradición enorme en la ciudad, no partimos de cero. A mí me llena de especial orgullo cuando te llenan comentarios de cantantes que quieren venir a cantar aquí. Para algunos intérpretes, pasar por aquí ha sido importante en sus carreras.

-Gregory Kunde admite abiertamente que relanzó su carrera en La Coruña, o de aquí salió Celso Albelo, por poner dos casos...

-Es lo que intentamos, y no solo con cantantes. Las primeras dos óperas que dirigió en España Ramón Tébar, recién nombrado director musical invitado en Les Arts de Valencia, fueron aquí en La Coruña. Luego hay otra parte, la que dedicamos a los intérpretes de aquí. Borja Quiza fue el primer cantante en el ciclo de voces jóvenes gallegas en 2006. El año pasado tuvo un papel protagonista en «La flauta mágica». La labor más interesante de un director artístico, más allá de dar felicidad a la audiencia, es la oportunidad de descubrir nuevos talentos. Es lo más satisfactorio de mi trabajo.

-¿Cómo va a ser la segunda temporada?

-De nuevo, equilibrada. Con el compromiso tanto del Ayuntamiento como del Consorcio para la Promoción de la Música, el ente que gestiona la Sinfónica. Vamos a apostar por ofrecer cosas inéditas. Tenemos la «Suor Angelica» de Puccini o el «Trovatore» de Verdi, que hacía veinte años que no se programaba. O la «Salomé» de Strauss, compositor del que nunca se había ofrecido una ópera en La Coruña, o «El holandés errante» de Wagner, el primer título de este autor que se escenifica en 125 años. Esa es la guinda del pastel. Ese equilibrio es el que permite fidelizar al aficionado de toda la vida e intentar enganchar al nuevo.

-Un «Trovatore» para el que tienen al tenor que ha cantado el papel en Venecia y lo hará en Londres en 2016, y a la soprano que lo canta en Nueva York. No es mal reparto.

-Citas a dos cantantes, a Gregory Kunde y Angela Meade. Estamos dentro del circuito de las grandes ciudades. Es un privilegio para nosotros. Son además cantantes que han trabajado con anterioridad, que nos conocen y que siempre que pueden, vuelven. Pero no me olvido de los otros dos protagonistas, Juan Jesús Rodríguez y Marianne Cornetti, probablemente entre los dos o tres mejores cantantes del mundo en su cuerda.

-¿Y cómo se les convence para venir?

-Funciona mucho el boca-oreja, la publicidad que nos hacen los propios colegas, tanto de la temporada como de la ciudad. Cristina Gallardo-Domas me decía que los grandes teatros funcionan como fábricas, con el cantante reducido a un simple obrero que ficha cuando va a cantar, mientras que La Coruña mantiene la concepción artesanal, casi de una gran familia. Eso crea vínculos, y el artista se siente bien tratado, y lo paga con creces cuando salen al escenario, con un plus de entrega. Y luego el público, entendido, formado y generoso.

-Y todo esto, siendo una temporada low-cost.

El presupuesto para toda una temporada, de septiembre a julio, es la tercera parte de lo que cuesta el Festival de Música de Granada, que dura un mes. Nosotros tenemos un millón y poco para hacer la temporada. Casi un milagro.

-Si se puede hacer más con menos, ¿por qué no toman nota ciudades de un tamaño similar?

-Bueno, yo no quiero decir que las condiciones en que nosotros trabajamos sean las ideales. Quizás necesitaríamos algo más de lo que recibimos para poder sacar la cabeza y respirar tranquilo. Tampoco me quiero meter en la gestión de otros teatros. Pero evidentemente es posible hacer ópera de alta calidad a unos precios razonables, dentro de que es el espectáculo más caro y complejo.

-La temporada lírica está produciendo de su bolsillo este «Trovatore». ¿Es caro escenificar un título?

-Depende lo que entendamos por caro. Pero entre lo que se puede gastar un gran teatro como el Real o el Liceo y lo que podamos gastar nosotros... Igual gastamos cinco veces menos que un grande. Y de lo que se trata es de ofrecer algo que valga la pena y sea digno. En la ópera ha habido bastante despilfarro en este tema, perdiéndose la perspectiva, gastando dinerales en producciones que no funcionan y no se reutilizan.

-¿La crisis ha replegado las temporadas de los teatros sobre el gran repertorio?

-Probablemente sí, porque en la medida en que los grandes teatros necesitan más recursos privados, una fuente esencial es la taquilla, y la taquilla, nos pongamos como nos pongamos, suele ser conservadora. La gente quiere ver los grandes títulos, muchas veces porque los nuevos públicos no los conocen. Si volverse más conservador significa estar más pendiente de las audiencias, entiendo que un teatro que funciona con dinero público actúa correctamente. Se ha abusado de querer imponer gustos personales del director artístico de turno cuando se debía buscar ese equilibrio justo entre el gran repertorio y los nuevos títulos.

-¿Ha sido esa la enseñanza de la crisis, el abandono de la soberbia de algunos?

-Lo que no podemos es invertir la pirámide. El 75% de la programación tienen que ser títulos de los que más interesan al público, y el 25% restante para creación contemporánea, para cosas más arriesgadas y novedosas. Darle la vuelta a eso provoca vaciar los teatros y llegan las dificultades económicas. Pero es que además todo está ya inventado.

-El Palacio de la Ópera bien necesitaría una mano de pintura, ¿no?

-Yo creo que sí, pero eso es una cuestión del Consorcio para la Promoción de la Música. Llevan un tiempo evaluando qué es necesario para reformarlo y modernizarlo. Habría que preguntarles qué han detectado.

-Se cumplen 25 años de la Orquesta Sinfónica de Galicia. ¿Qué ha supuesto para la ciudad contar con ella en su patrimonio cultural?

-Esta temporada lírica sería imposible sin una orquesta de esta calidad. Por aquí han pasado directores de prestigio nacional e internacional, y nos dicen que esta es la mejor orquesta de España. La OSG ha sido fundamental para apuntalar y afianzar la educación musical en La Coruña. El paisaje cultural de una ciudad sin una orquesta puntera como esta es mucho más triste. Si hubiera más música en la vida de las personas, el gasto farmacéutico bajaría considerablemente.

-En el acceso a los fondos públicos, ¿están privilegiados los grandes teatros frente a los pequeños?

-Sin duda. El año pasado, el Liceo de Barcelona recibió varios millones de euros no ya para su financiación anual, sino para enjugar su déficit. No vamos a decir que los teatros de la mal llamada periferia tengamos que recibir lo mismo, pero es que las diferencias son brutales. La temporada lírica de La Coruña recibe 45.000€ del Ministerio de Cultura. La temporada de Valencia, similar en número de títulos, recibe 600.000 euros. Hay una centralización de la cultura, señalando que los centros de creación y representación son Madrid y Barcelona, y que el resto nos las apañemos como podamos.

-¿Qué ambiciona para el futuro?

-Me conformaría con que La Coruña pueda mantener su calidad, el sello por el que se nos reconoce en el exterior. Y ojalá se pueda volver a los tiempos en que se ofrecía algún título más representado. Pero esto es muy frágil, hay que apuntalarlo. Esto no es labor de un partido político o de un gobierno, sino que es una tarea y un consenso de ciudad.

«La Marca Coruña en ópera ha existido desde siempre»

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