Lleno absoluto en la corrida de toros de Triacastela pese al boicot antitaurino
Una concentración a las puertas de la plaza generó momentos de tensión entre los aficionados y los contrarios
Dos mil aficionados completaron este sábado en Triacastela el aforo de la plaza de toros móvil donde finalmente se celebró la corrida que el nuevo gobierno tripartito de Sarria vetó tras su desembarco. El traslado de los festejos a Triacastela triplicó este sábado la población de este pequeño concello de la montaña lucense —con apenas 700 habitantes— y disparó las ventas en restaurantes y cafeterías, que salieron indemnes de la campaña que los colectivos antitaurinos pusieron en marcha en las redes sociales, instando a los peregrinos a que no consumiesen ni hiciesen noche en la localidad. La presión iniciada semanas atrás para disuadir a los caminantes de que se detuvieran en este enclave neurálgico de la ruta Xacobea llevó a más de una docena de comerciantes a pedir la anulación de la corrida al Ayuntamiento, que se negó a participar del boicot y aprobó en pleno seguir adelante con el festejo . Ayer, la llegada de los aficionados a Triacastela llenó comedores y terrazas y ayudó a los comerciantes a «hacer una buena caja».
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Por su parte, quienes se oponen a que Triacastela tome el relevo de Sarria y acoja una corrida de toros anual mostraron su rechazo a la fiesta colgando carteles en escaparates y ventanas. Se trata de los mismos pasquines que días atrás se repartieron en varias etapas del Camino. Esta división entre taurinos y contrarios, y la tensión mascada durante semanas, culminó en un duro enfrentamiento a la entrada de la plaza de toros. Una hora antes del inicio de la corrida, alrededor de un centenar de manifestantes se concentraron ante el coso para evidenciar su disconformidad con el evento. Al grito de «asesinos» , «criminales» y «basura» , los antitaurinos recibieron a los cerca de dos mil espectadores que acudieron al recinto.
Tensión en los accesos
La misma acogida recibieron los diestros contratados para torear en Triacastela, cuya entrada estuvo fuertemente controlada por una veintena de agentes de la Guardia Civil que en todo momento evitaron el contacto entre los asistentes a la lidia y los antitaurinos. Pese a todo, las escenas de tensión fueron evidentes y los intentos de algunos de los manifestantes por mezclarse con los aficionados hicieron necesaria la intervención de los efectivos, que trataron de neutralizar las provocaciones y mantener la distancia de seguridad. Entre los aficionados que ayer se citaron en Triacastela para ver a Julio Benítez y a Canales Rivera había vecinos de Sarria que lamentaron que este espectáculo esté vetado en su municipio. También había miembros de peñas taurinas de La Coruña, que quisieron apoyar así la fiesta, y por la taquilla de venta de entradas incluso se dejó caer algún peregrino ajeno a la campaña antitaurina que no tuvo reparos en hacer un alto en su andadura para participar de la celebración y resolver que «el Camino y los toros no son algo incompatible» .
Aunque la lluvia se encargó de aguar una corrida que nació envuelta en polémica, desde la organización confían en que el Concello «quede contento con la celebración» (el coste para las arcas municipales no llegó a los mil euros) y «repitan el próximo año». Los aficionados —convencidos de que «hay espacio para todos, siempre que se respete y no se insulte» — aplauden la iniciativa en un momento complicado para la tauromaquia en Galicia. « Nos quitan los toros en La Coruña y aquí nos encontramos con esto. ¿El respeto tendrá que ser para todos, no?», se comentaba a pie de coso.
