La vida universitaria del XIX aún vive en la Casa de la Troya
La novela de 1915 del universitario santiagués Alejandro Pérez Lugín llegaría a darle fama mundial. La dueña de la casa, Doña Generosa, hará labores de inmobiliaria durante la visita a la residencia de estudiantes
![La vida universitaria del XIX aún vive en la Casa de la Troya](https://s3.abcstatics.com/Media/201508/10/casa-troya-santiago--644x362.jpg)
Doña Generosa nos acompaña a asentar nuestros caballos en la cuadra de su casa en pleno centro histórico de Santiago. Se ha quedado viuda hace algunos años cuando decide emplear su lujosa vivienda para acoger a estudiantes procedentes de toda España. Cuenta con cinco plazas, una de ellas incluye una habitación individual, por lo que cuesta una peseta más, nos cuenta. «Sin embargo, ustedes se ven personas pudientes, de buena familia, con lo que no creo que haya problema». Asegura que su residencia es un sitio respetable, en el que todo el mundo trabaja mucho, «esas habladurías de la gente, ya se sabe», dice Generosa Carollo cuando se menciona el dicho de «casa de la Troya» dedicado a hogares ruidosos.
Este domicilio del siglo XVIII de cuatro plantas y de estilo rural es el lugar idóneo para forjar un futuro prometedor en las aulas de la Universidad de Santiago. Multitud de alcaldes, médicos, periodistas y escritores han salido de sus aposentos. Sin ir más lejos, Alejandro Pérez Lugín , estudiante de Derecho de origen madrileño. Decidió dirigirse a Santiago para estudiar «porque no encontró un destino más lejos», y según dicen las malas lenguas, tenía su supuesta profesión un poco olvidada. Él fue residente de esta casa, y publicaría una novela contando sus vivencias en ella . «La Casa de la Troya» se convertiría en un éxito de la época. El tercer libro más leído en España después de La Biblia y El Quijote. El periodista, escritor y cineasta descubriría en Santiago su verdadera vocación, pero sobre todo experimentaría sensaciones nuevas. El amor, la amistad y situaciones cómicas que el libro describe con detalle . «Cuidado con las gallegas que el que va soltero vuelve casado», le habían dicho antes de irse de la capital. Sin hacer caso, no sabría lo que allí le esperaba hasta que llegó.
Una vez visitamos la cuadra, en la planta baja, y nos encontramos con todos los recuerdos que los tuneros quisieron dejar en la casa , subimos hasta la sala de visitas. «Los chicos suelen ensayar en el comedor, pero no hacen mucho ruido, ni vuelven muy tarde tampoco de dar serenatas, no se vayan a pensar», nos aclara la dueña. Las habitaciones, exquisitamente cuidadas, están llenas de trajes y libros de los jóvenes que, «al estar en época de exámenes», no han tenido tiempo de recoger. Desde allí, solo falta conocer la cocina y el cuarto de Doña Generosa, al que nunca entran los estudiantes. Unas privilegiadas vistas a la Catedral despiden la visita a la residencia estudiantil.
Apertura en verano
Este museo abre sus puertas al público tan solo en los meses de verano y en ocasiones especiales . Según nos cuenta el presidente de la Asociación de Antiguos Tunos Compostelanos, Benigno Amor , esto se debe a razones económicas. La entidad es la actual gestora de la casa. «Los turistas se limitan a visitar la rúa del Franco, no la casa, a pesar de su incalculable valor» , se queja el presidente. Aunque algunos de los que allí van aseguran haber sido informados por la Oficina de Turismo de su existencia, lo cierto es que son pocos los que a ella acuden.
Desde que se creó el museo en 1993, la labor de la asociación ha sido intachable . El reflejo de la vida universitaria de la época, a través de presentaciones dramatizadas como la de Doña Generosa, hacen crecer el interés por su interior. Cómo era su vida antes de haber agua corriente o internet, sus habitaciones y el escenario de la fantástica novela en ella ambientada. «Los turistas podrían quedarse un día más en la ciudad, visitar nuestras bonitas instalaciones y conocer más de una parte fundamental de la urbe: la vida universitaria». El verano es la época ideal. Con un horario de martes a domingo, es sin duda un rincón de la vieja Compostela que es importante visitar. En la calle con el mismo nombre, Calle da Troya, y rodeada de multitud de placas, se esconde la preciosa residencia.
Noticias relacionadas