el garabato del torreón
Lo esencial, la pasta
No se pueden invocar principios de regeneración para luego emprender la ruta de la desvergüenza
He aquí una propuesta de lectura amena e instructiva para el lugués de vacaciones: la lista de concejales capitalinos y diputados provinciales, con emolumentos, capacidades e historia laboral por cuenta propia o ajena, que cobrarán del erario, la mayoría en régimen de dedicación exclusiva. El registro de estos profesionales de la política acaba de ser publicado en la prensa de proximidad, con la curiosa y esclarecedora postdata de que las señoras Méndez y Candia, respectivamente alcaldesa y presidenta, ambas en virtud de carambola, se han autoasignado retribuciones per capita equivalentes a ocho salarios mínimos interprofesionales, salvo en julio y diciembre, en los que, por aquello de las pagas extra, habrá duplicar la comparación.
Somos conscientes de que todo lo escrito hasta aquí puede servir para acusar al autor de flagrante demagogia. Pero para justificar tal acusación habría que acotar previamente los límites del concepto, para ver si es o no demagogia la inapelable «realidad de la calderilla», por usar la expresión de Chaves Nogales cuando escribía de la menesterosidad de «la España en ayunas». Porque bien podría resultar que lo demagógico no fuese airear en los papeles la pasta que estos/as prójimos/as se levantan por su cara bonita, sino hacer la vista gorda para no ver tanto cinismo y tanto descaro. Demagogia o no, lo cierto y verdad es que no se pueden invocar principios de regeneración e higiene doctrinal para luego emprender la ruta de la desvergüenza.
Un vistazo, aunque fuera por encima, a la capacidad, preparación, pasado laboral y declaración del IRPF de muchos de los arrellenados en la Diputación provincial y en el Concello capitalino podría deparar sorpresas enormes a lucenses, absortos, impotentes, embaucados y justamente cabreados ante la inverecundia de quienes convierten el ejercicio de la política en una profesión de sablistas, para la que no se exigen ni idoneidad ni informes ni curriculum. Basta con tragaderas. Y en tragaderas, los del trío de la jeta, PP, PSOE y BNG, han vuelto a mostrar una unanimidad inquebrantable.
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