Cuaderno de Viaje
Principio de coherencia
El Bloque se va a implicar en unos entes contra los que lleva años bramando y que dice querer suprimir
Por más que la incoherencia cotice cada vez más al alza en la bolsa de valores de la política no deja de sorprender la falta de pudor de la izquierda gallega a la hora de practicarla. Te pasas meses clamando contra la casta, pero al día siguiente de llegar al poder te peleas por tener más asesores que nadie. Proclamas en tus estatutos «una persona, un cargo» y después a la hora de la verdad puedes acumular los que quieras. Pides dimisiones por la más mínima insinuación contra tu adversario, pero pretendes dirigir un partido cuando es un juez el que te imputa a ti varios delitos por corrupción urbanística. Hemos llegado a un punto tal que en menos de un mes el mismo partido que se cobró la cabeza de Orozco no tiene rubor alguno en llegar a acuerdos con un PSdeG dirigido por Besteiro, obviando que está en la misma situación procesal que el exalcalde. O el último sinsentido, ese acuerdo suscrito esta semana por PSOE y BNG para el gobierno de las Diputaciones de La Coruña y Pontevedra.
El Bloque se va a implicar en la administración de unos entes contra los que lleva décadas bramando y que dice que quiere hacer desaparecer y los socialistas van a cohabitar con quien dice que quiere vaciar de contenido los organismos que van a dirigir. Dicen. Porque el bipartito de Lugo enseñó que esas proclamas a la hora de la verdad se quedan sólo en eso. Allí perfeccionaron tanto la técnica de adelgazar la administración que llegó a ser hereditario un puesto en la escuela de piragüismo. Cuando un dirigente de las juventudes nacionalistas se presentó a las elecciones, su empleo en el ente dependiente de la Diputación pasó a su sucesor en Galiza Nova. La clave es saber dónde está cada uno. Si lo hace otro es puro caciquismo execrable. Si lo hace uno, todo un ejemplo de regeneración. La izquierda sabe hacerlo de maravilla. Es verdaderamente magistral dando lecciones desde su pretendida superioridad moral. El problema es que después no se aplican el cuento y pretenden que les salga gratis. Por eso la coherencia se ha convertido en un producto de lujo en la política. Escucharles decir lo que realmente piensan hacer es infrecuente, pero verles hacer lo que dicen que van a hacer se ha convertido en un hecho extraordinario.