Las universidades discrepan en sus reivindicaciones financieras
La UDC carga contra la Xunta y la USC asegura que los ajustes siempre fueron «pactados»
La Universidad de La Coruña ha entrado en las últimas semanas en una situación financiera límite. A mediados de junio anunciaba la suspensión de pagos en sus gastos corrientes aludiendo a una delicada situación en su tesorería y emplazaba a una revisión de sus presupuestos —establecidos en unos 116 millones de euros en el presente ejercicio— para abordar los próximos meses. Ante tal escenario, el equipo rector de la institución, liderado por Xosé Luis Armesto, optó por una estrategia de ataque a la Xunta, anunciando que llevará a la administración gallega a los tribunales para pedirle 8,8 millones de euros que, según su versión, les pertenecen dados los criterios de reparto establecidos, en los que se contempla una parte fija y otra por indicadores, siendo precisamente esta última en la que se encuentra la discrepancia.
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En un comunicado publicado este miércoles, la UDC denunció la falta de la suficiente financiación para acometer con garantías su actividad y que se les exigen los mismos resultados contando con menos dinero. La conclusión de la institución es que el suyo es «un problema de ingresos, no de gasto» y reclama una mayor dotación económica por alumno, comparando los 4.271 euros que percibe con los 9.363 de la Universidad Pública de Navarra, la mejor financiada de España. Mientras tanto, desde el equipo de gobierno apuntan que los esfuerzos se centrarán en mantener el personal y las ayudas a los estudiantes.
Santiago, al margen
Desde la capital gallega, el rector Juan Viaño descartó hacer frente común con su homólogo herculino. El máximo mandatario de la USC apuntó que «es cierto que hubo ajustes , pero no consideramos que nos falten fondos por recuperar». Del mismo modo, admitió que el proceso de reducción de gastos que ha atravesado la institución durante el plan de financiación que acaba este año fueron «acuerdos» tomados en su día por las dos partes.
Viaño admite que las universidades tienen que asumir importantes esfuerzos en el plano económico de cara a los próximos cursos, pero que los problemas están «reconducidos» y que hay «una hoja de ruta» marcada. «Si la financiación se mantiene, tenemos una senda con la que ir saliendo» hasta el año 2020, subrayó.
Con todo, el rector vio con buenos ojos la posibilidad de que el presupuesto se pudiese aumentar de cara a los cursos futuros, aunque advirtió que los indicios auguran que serán similares al del plan 2011-2015.
La Xunta se defiende
Pero la guerra declarada por la UDC no se quedó en las acusaciones vertidas contra el Ejecutivo gallego, y pocas horas después la Consellería de Cultura, Educación y Ordenación Universitaria salió al paso. En un fuego cruzado de comunicados, la cartera encabezada por Román Rodríguez «lamentó» la actitud adoptada por el equipo directivo coruñés. Achacan la situación financiera que está atravesando a «una interpretación errónea de las reglas del juego». Desde San Caetano se respalda este argumento en el hecho de que «ninguna de las otras dos universidades restantes» ha planificado sus gastos en base a los mismos parámetros.
Otra de la cuestiones que afea Educación a la UDC es el momento elegido para lanzar sus reivindicaciones, pues indican que se producen en pleno proceso de negociación entre la administración y las universidades. Además, entiende que este «debate ficticio» que parte desde La Coruña no solo no ayuda a la universidad, sino que le podría generar a corto plazo un problema de credibilidad frente a acreedores, repercutir negativamente en la captación de estudiantes y ofrece una «pobre imagen de gestión» de cara al exterior.
Por último, la Xunta indica que, frente a los esfuerzos crecientes que están realizando Vigo y Santiago para captar fondos externos, la institución coruñesa es la más dependiente de los recursos autonómicos, con un 78,2% del presupuesto en 2013. A pesar de ello, la consellería quiso reiterar su voluntad de mantener el diálogo abierto y alcanzar una solución con la mayor prontitud.