El Garabato del torreón
¿Partido o pandilla?
¿Qué otro ridículo hay que esperar de la franquicia del PSOE en Galicia para que el señor Besteiro dimita?
En 2007 el diputado socialista Manuel Martínez sondeó la posibilidad de ser postulado por su partido a la presidencia de la Diputación de Lugo, pero finalmente fue el ahora encumbrado a la secretaría xeral del partido quien se llevó el gato al agua. Tras los resultados del pasado 24 de mayo, Martínez reincidió. Y el BNG avisó con tiempo: «No tendrá nuestro voto». Martínez hizo oídos sordos. Y su partido le dejó hacer.
La endeblez de la franquicia socialista en Galicia viene de atrás. Pero con lo sucedido el miércoles en la Diputación de Lugo se ha evidenciado de modo sonrojante. ¿Qué calificativo podría definir a un partido cuyos militantes hacen caso omiso de las decisiones de sus dirigentes y sacrifican el interés general a la conveniencia particular? ¿Qué solvencia cabe esperar de un segredario xeral a quien toman por el pito del sereno alcaldes, concejales y cargos orgánicos? ¿Cómo es posible que a los diez minutos de haberse consumado la entrega de la presidencia de la Diputación de Lugo al PP no se haya incoado expediente de expulsión al señor Martínez? ¿Cómo se explica que siga siendo segredario xeral del PSdeG-PSOE un señor al que ningunean sin cortarse un pelo las agrupaciones locales y provinciales del partido? ¿Qué otro ridículo hay que esperar de la franquicia del PSOE en Galicia para que el señor Besteiro, en un arranque de dignidad, dimita de modo irrevocable?
Solo un tinglado encharcado en la desfachatez y el pringue es capaz de aguantar una situación que no sería tolerada ni siquiera en la más disparatada caterva de cantamañanas. La incuestionable dignidad de unas siglas históricas y la honestidad de las muchas personas que se acogen a ellas no merecen esta vergüenza.
La Historia está plagada de ejemplos que prueban que en política no hay error que no acabe pasando factura. Si decimos que Besteiro tiene graves problemas en la mayor parte de las agrupaciones socialistas de Galicia no decimos nada que no se sepa. Pero toda situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar: después de lo acontecido en Lugo, la credibilidad de Besteiro describe una curva descendente que tiende asintóticamente a cero. Quizá en el balneario del Senado encuentre un cómodo retiro.