Crónicas atlánticas
Mayorías y minorías
Le llaman diálogo a puros cálculos aritméticos. Se ponen cariñosos cuando necesitan amor de conveniencia
Mala estrategia es para el que quiere entrar en un club social comenzar insultando a sus miembros. AGE y el Bloque pretenden, sin embargo, atribuir todo tipo de conductas deleznables a los miembros de la Xunta— formada a su juicio por corruptos, traficantes e insensibles a los padecimientos de los más débiles— y después lloriquean porque no se les tiene cuenta a la hora de escoger a los cargos institucionales. Como el niño que insulta y da patadas a sus compañeros y se queja a la profesora porque lo excluyen a la hora de organizar los equipos de fútbol.
Dicen que es un escándalo que PP y PSOE puedan llegar a acuerdos sobre quién debe ser Valedor do Pobo, cómo renovar los miembros del Consello de Contas y o sobre la designación de Gómez Besteiro como senador. Denuncian, además, que las negociaciones se han hecho a sus espaldas y lo hacen sin rubor, como si ellos fuesen a tener en cuenta el criterio de populares o socialistas en ayuntamientos como Carballo o Allariz con mayorías absolutas del BNG. En el caso de las Mareas sí le consultarán al resto de grupos, pero lo harán más por necesidad y que por voluntad: muy a su pesar no tienen la mitad más uno de los concejales ni en Santiago ni en La Coruña.
Se lo guisan y se lo comen ellos solitos en lo que se refiere a repartir áreas de gobierno y ofrecen diálogo a la oposición sobre las dedicaciones exclusivas. Debe ser casualidad que la ley exija para esos asuntos la mayoría absoluta de la que carecen. Le llaman diálogo a lo que son puros cálculos aritméticos. Se ponen cariñosos cuando necesitan amor de conveniencia.
Volviendo al parlamento, el PP y el PSOE tienen 59 de los 75 diputados y es su responsabilidad llegar a acuerdos para escoger a los cargos institucionales. Si AGE y el Bloque quieren entrar en ese consenso podrían empezar por cambiar su actitud. Nadie les pide que renuncien a la discrepancia política, sí que abandonen el insulto. A veces cuando nos rechazan es culpa nuestra.
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