Crónicas Atlánticas

Lo barato sale caro

Los hijos políticos de Beiras deberían aspirar a ser productos de calidad, y no baratijas

Alberto Varela

El alcalde de Santiago ha antepuesto su conocida alergia a los asuntos religiosos a la responsabilidad que se le presupone como representante de todos los compostelanos. Nadie le pedía una conversión al catolicismo, pero ha decidido faltar hoy a la ofrenda del Antiguo Reino de Galicia en la Catedral de Lugo.

Ha debido de pensar Martiño Noriega... «Para lo que voy a percibir esta legislatura, no me vale la pena», porque la única medida que se le conoce, por ahora, es la rebaja de su sueldo, y todos sabemos que con las gangas llegan los problemas.

De nada nos sirve que un detergente tenga un precio bajo si deja manchas de grasa; los hoteles baratos suelen tener cucarachas y es de sentido común sospechar de las ofertas temerarias. Lo barato sale caro y en ciertas cosas es mejor no escatimar en precio: cuando hablamos de alcaldes mejor que gobiernen bien a que cobren poco.

¿Se está poniendo el líder de Compostela Aberta la venda antes de la herida? ¿Justificará sus errores alegando que por 36.000 euros al año no le podemos exigir más?

Sí le va en el sueldo, por lo visto, participar en churrascadas «populares» —como la de ayer para celebrar su llegada a la Alcaldía— o sus viajes constantes a La Coruña para perfilar junto a su amigo Xulio Ferreiro, de Marea Atlántica, una red de ciudades «rebeldes», eso sí sin especificar a qué se refieren con ese término. ¿Van a incumplir la ley como hizo Noriega cuando retiró la bandera de España del Ayuntamiento de Teo? ¿Se van a dedicar a gastar más de lo que autoriza el Ministerio de Hacienda poniendo en peligro el equilibrio de las cuentas públicas?

El Partido Comunista supo dejar atrás en su día sus ideales de juventud para asumir una postura realista y contribuir a la construcción de una democracia moderna. La «nueva izquierda», sin embargo, parece empeñada en resucitar el espíritu del Frente Popular. Que lo haga Beiras es lógico, siempre ha estado muy cómodo en la oposición, pero sus hijos políticos deberían aspirar a ser productos de calidad, y no baratijas.

Lo barato sale caro

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