Con Orozco en la memoria
Poco nombrado pero presente en todo momento, la sombra del exalcalde sobrevuela la investidura de Lara Méndez como nueva (y primera) alcaldesa de Lugo
![Con Orozco en la memoria](https://s3.abcstatics.com/Media/201506/14/lara-mendez-lugo--644x362.jpg)
Todos los asistentes lo buscaban con la mirada entre la multitud, a sabiendas de que no iba a asistir. Su renuncia había sido demasiado traumática para la familia socialista lucense como para dejarse ver en la toma de posesión de su sucesora al frente del Concello. En la investidura de Lara Méndez como alcaldesa de Lugo todos se acordaron de Orozco, pero casi sin ánimo de nombrarlo, para no enfurecer a las minorías que lograron su jubilación anticipada mediante el chantaje político.
Había poso de nueva era, de cambio de ciclo en la ciudad. Pero también el sabor amargo por la puerta trasera por la que Orozco se marchó, aparentemente por «razones estrictamente personales» . La alegría era contenida entre los socialistas, lo que no impidió que rostros ilustres como José Blanco o Ricardo Varela se acercaran para arropar a Méndez, de blanco roto en una jornada de negro luto para los viudos de su antecesor.
No eran los únicos con gesto serio. En la bancada popular, un apesadumbrado Jaime Castiñeira, que el 24-M ya supo que no sería alcalde por los pactos entre las fuerzas que perdieron las elecciones, pero que se agarró al clavo ardiendo de los vetos y las desavenencias. No le salía la sonrisa.
Abarrotado salón de plenos, con su anexo igualmente atestado y a la espera de ese informático que encendiera las pantallas para seguir la sesión. «No ha venido aún porque pensaba que era a las once», le explica el bedel a su superior. «¡Quién le mandaría pensar!», replica éste airado. Primero llegan los concejales, luego el bastón de mando y por último la urna donde se elige al alcalde. El único privilegio de la lista más votada es ser el primero en tomar posesión del acta de edil. Estéril trofeo.
«Y Orozco, ¿no viene?», cuchichean entre el público . «¿Ni siquiera a entregar el bastón?». La respuesta se rompe con aplausos. El primer recuento que da la Alcaldía a Lara Méndez evidencia que los chantajistas han cumplido su parte del trato: Lugonovo y BNG han apoyado a la candidata del PSOE. En cuanto es proclamada alcaldesa, el primero que se levanta y aplaude es José Ramón Gómez Besteiro. Su mano derecha en la diputación es ahora la alcaldesa de su ciudad, ese concello «donde me hice mayor», diría por los pasillos el líder del PSdeG.
Aplausos, y a otra cosa
Primeras frases, y nada. Continúa el discurso de toma de posesión, y tampoco. Hay que esperar hasta que Méndez, ya regidora, se refiere a su antecesor para reivindicar su legado como «el mejor alcalde de Lugo de la historia y uno de los mejores de Galicia: José López Orozco». Aplausos y a otra cosa. Ni una tibia mención al cómo ni al porqué. Una especie de «aquí pasou o que pasou» de Iglesias Carral, pero tácito, nunca pronunciado, sin irritar al chantajista que escruta desde su silla de edil.
Necesitada probablemente de alejar la negra sombra de la carambola sobre su investidura, Méndez afirmó que «ser alcaldesa no es una imposición ni una consecuencia, sino el mayor honor de un vecino de Lugo». «Los tiempos cambiaron social y políticamente —continúa—. Este será un gobierno basado en la transparencia y la participación ciudadana». Junto a su padre y desde su silla, la pequeña Marcela mira atónita a su madre, que ya es alcaldesa.
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