Las Mareas llegan al poder

El PSOE será la muleta de las marcas de Podemos en las ciudades coruñesas Las mayorías endebles auguran un mandato lleno de incertidumbres

Las Mareas llegan al poder efe

darío domínguez

No hubo sorpresas sobre el guión previsto en ninguna de las ciudades gallegas durante la jornada de tomas de posesión . El foco de atención se centró en las tres ciudades de la provincia de La Coruña. El anunciado advenimiento de la izquierda radical a las alcaldías se hizo efectivo ayer al mediodía con las diferentes formas de connivencia de la izquierda convencional. El PSOE, otrora partido gobernante en dichas urbes, fue este sábado la muleta en la que se apoyaron los rupturistas . La fórmula fue diferente en cada una de ellas. En la capital de provincia los socialistas apoyaron la proclamación del candidato de la Marea Atlántica, Xulio Ferreiro. En Ferrol se integrarán en el gobierno junto al alcalde, Jorge Suárez y, por su parte, en Santiago se abstuvieron para que el candidato de Compostela Aberta, Martiño Noriega, se hiciese con el cargo por haber sido el más votado en el pleno.

Se abrieron unos mandatos llenos de incertidumbres en las ciudades gallegas. Las endebles mayorías con las que cuentan los partidos de gobierno, unidas a una experiencia de gestión que en algunos casos oscila entre lo modesto y lo inexistente, auguran corporaciones inestables en las que cuestiones como la aprobación de los presupuestos podrá resultar una quimera. Sumado a esto, todavía está por ver cómo se conjugarán en la toma de decisiones del día a día las diferentes sensibilidades del crisol de partidos que conforman unas marcas que hasta hace pocos meses no existían y en las que se integran Izquierda Unida, Anova, Podemos y un sinfín de formaciones de pequeña relevancia.

En los discursos primó el lugar común, la simbología, los grandes discursos trufados de generalidades y hubo poco de programa, de medidas concretas de gobierno o de actuaciones que impliquen un «cambio» que han venido anunciando desde su aparición en la escena política. La transparencia, la conciencia social y la «apertura» a los ciudadanos de las instituciones locales fueron los puntos de encuentro de los alcaldes.

«Por imperativo legal»

La mayoría de los nuevos concejales que tomaron posesión de sus actas quisieron mostrar su espíritu rupturista desde el primer minuto de mandato, y lo hicieron introduciendo matices de su propia cosecha a los juramentos . Prácticamente todos optaron por «prometer» y no «jurar» sus actas, y la mayor parte de ellos dejaron claro que su lealtad a la Jefatura del Estado y a la Constitución Española no emana de su propia voluntad, sino del «imperativo legal». Esta fórmula fue utilizada incluso por uno de los nuevos regidores, el de La Coruña.

Especialmente emotivo en el recuerdo se mostró Noriega, que venía de dejar el bastón de mando de Teo para hacerse con el compostelano, y mantuvo muy presente en su llegada al poder a Ánxel Casal, último alcalde republicano de la ciudad . Su sucesor se equiparó con él porque también Casal fue electo con 40 años y reivindicó su «pelea» por el Estatuto de Autonomía, su «sensibilidad social y cultural» —recordó que fue editor de los poemas gallegos de Federico García Lorca— y la defensa de sus ideales hasta su muerte «en una cuneta de Cacheiras». También otras ilustres compostelanas represaliadas por el franquismo, Maruxa y Coralia , más conocidas como las «Marías», tuvieron su espacio en la intervención del rupturista, que concluyó poniendo sobre la mesa su autodefinición como «gallego, internacionalista y republicano».

El marcaje de distancias de la «nueva política» con la vieja se mostró también en los festejos posteriores a la toma de posesión. Xulio Ferreiro hizo «entrar la plaza en el Pazo» y salió tras su nombramiento a María Pita a darse un baño de masas con los 2.000 simpatizantes que fueron a esperarlo . A Noriega en el Obradoiro lo recibieron apenas medio centenar de personas, porque la fiesta iba a localizarse unas horas más tarde en el compostelano parque de Belvís. Allí, entre pulpo, empanada y churrasco, ya despojado del traje y con la indumentaria habitual en la que no puede faltar su característica gorra , el nuevo regidor capitalino volvió a dirigirse a sus fieles y a proferir parte de su repertorio de lemas e ideas preferidas . Agradeció a sus votantes que hayan abierto «una ventana de ilusión» y prometió gobernar «con razón y corazón».

Sin quemar iglesias

Una de las cuestiones que previsiblemente será fuente de polémicas diversas con los tres regidores de las coaliciones radicales es la de su trato con la Iglesia . Pese a que Noriega había hablado en campaña de «relación porosa» y anunciado «vías de diálogo», su primer desencuentro lo tuvo antes incluso de tomar el poder al negarse, junto a Ferreiro, a asistir hoy a la tradicional Ofrenda del Reino de Galicia , decisión de la que se enorgullecieron autoproclamándose «alcaldes rebeldes». En el mismo sentido, el ferrolano Jorge Suárez ya esbozó la idea de no subvencionar la Semana Santa de la ciudad, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. El alcalde quiso zanjar el asunto bromeando sobre que no van a «quemar iglesias» .

Las Mareas llegan al poder

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación