CRÓNICAS ATLÁNTICAS
La incógnita de las mareas gallegas
¿Representan realmente a colectivos sociales o ese es sólo un envoltorio atractivo para los comunistas de toda la vida?
Santiago, La Coruña y Ferrol se preparan para tener nuevos alcaldes difíciles de calificar, la verdad; ¿son de Podemos? ¿extrema izquierda con una careta nueva? ¿populistas? ¿representan realmente a colectivos sociales o ese es sólo un envoltorio atractivo para los comunistas de toda la vida?
Sean lo que sean crece la preocupación en la calle por la posibilidad de que se dejen llevar por los sectores más radicales de su electorado.
¿Asistirá Martiño Noriega a la Ofrenda al Apóstol? ¿convocará el Patronato de la ciudad, del que forma parte la Casa Real? ¿cómo van a ser las relaciones de Ferrol en Común con el ejército? ¿van a contribuir a que en Navantia haya más trabajo, o se van a limitar a azuzar a los sindicatos en su empeño por ahuyentar proyectos empresariales?; y en La Coruña, ¿sabrá la Marea Atlántica estar a la altura que exige una ciudad en proceso de transformación? ¿le van a decir «no» a la Copa del Rey de Baloncesto del año que viene?
A los tres nuevos regidores —Noriega, Jorge Suárez y Xulio Ferreiro— se les ha acabado la política-pancarta y les toca demostrar que pueden hacer lo que denunciaban que otros no sabían. Criticar es muy sencillo, ser un buen gobernante no lo es en absoluto.
Mal empezarían en Santiago si se olvidan de la importancia de la Iglesia y de las peregrinaciones, en Ferrol si dejan de potenciar la Semana Santa, o en La Coruña si se empeñan en parar todas las obras que puso en marcha Carlos Negreira.
Ojo también a la postura del Partido Socialista, porque si estos nuevos gobiernos traen el radicalismo a la política municipal parte de la culpa será suya. Ellos les van a abrir las puertas de los consistorios municipales. En Compostela por derecho —quedaron de primeros—, pero en La Coruña y sobre todo en Ferrol saltando por encima de la primera opción de los ciudadanos, que fue en ambos casos el Partido Popular.
Ojalá no olviden que deben gobernar para todos, pero si lo hacen en Galicia sabemos bien que la marea igual que sube, también baja.
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