Más de 300 asociaciones velan por el Camino desde los cinco continentes
El Xacobeo reúne durante tres días por primera vez en Santiago de Compostela a los amigos de la ruta para agradecerles su labor
Son los pioneros; los que a mediados del siglo XX miraron hacia el Camino varias décadas antes de Juan Pablo II lo pusiera de moda ; los que escarbaron en sus raíces y se preocuparon por señalizarlo, por la acogida y el cuidado del peregrino. Y todavía siguen haciéndolo. Pocos saben más que ellos de la ruta. Más de 300 asociaciones repartidas por todo el mundo son el «pepito grillo» del Xacobeo, los que advierten de peligros y dan orientaciones o pequeños tirones de orejas para ayudar a mantener su esencia. Nunca antes se habían reunido en Santiago.
Lo hacen desde este jueves y hasta el sábado invitados por la Xunta , que quiere agradecerles así su implicación como embajadores de la peregrinación por toda Europa, América —del Norte y del Sur—, Asia, África y Oceanía. El objetivo es simplemente verse, encontrarse, ponerle cara a relaciones entabladas en algunos casos por internet, celebrar amistades forjadas a lo largo del tiempo en torno al Camino, que vive un momento de inflexión por su crecimiento exponencial más allá de Europ a.
«Los iniciadores de los años 1950 y 1960 pueden enorgullecerse de la obra que idearon y construyeron, y podemos entre todos felicitarnos de la vitalidad del mundo jacobeo 65 años después del inicio de su andadura», reivindica Adeline Rucquoi, presidenta de la Société Française des Amis de Saint Jacques de Compostelle, la primera asociación surgida en este movimiento y que participa en la cita en la Comunidad.
Cuatro iniciadores en 1950
Es ella quien repasa la historia de estos colectivos en el documento editado a raíz de este encuentro y que recoge los datos de las 313 asociaciones que cuentan con más de 80.000 miembros. No todas estarán en Compostela. El presupuesto de 250.000 euros alcanza para casi la mitad, con representantes de 28 países diferentes. La cita, que inaugura Alberto Núñez Feijóo, se desarrollará en el Auditorio Abanca (Rúa Preguntoiro, 23), el espacio donde se desarrollarán sesiones en torno a investigación, conservación, comunicación, publicaciones, acogida, hospitalidad o relaciones institucionales, entre otros.
Ahora son miles, pero al principio fueron cuatro. Jean Babelon, Georges Gaillard, René de La Coste-Messelière y Jeanne Vielliard son el «pequeño grupo» de historiadores, historiadores del arte, archiveros y especialistas en literatura medieval que el 25 de julio de 1950 fundó la Sociedad de Amigos de Santiago de Compostela en París. Aspiraban a dos objetivos, recuerda Rucquoi: «el estudio y la puesta en valor de los fenómenos históricos, artísticos y literarios asociados con la peregrinación a Santiago, y la ayuda a los peregrinos en su viaje».
Ocho años después aparecería la primera credencial, mientras —siguiendo el Libro V del «Códice Calixtino— buceaban en archivos galos «para intentar recrear el trazado de los cuatro caminos en Francia, olvidados desde hacía más de siglo y medio». En 1962, a los doce años de la primera fundación, surgía por imitación la primera asociación española de Amigos del Camino en Estella (Navarra).
Pero fue la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de 1989 en el Monte do Gozo la que catapultó el fenómeno jacobeo, dos años después de que el Consejo de Europa reconociera el Camino como Itinerario Cultural Europeo. En esa década ya habían brotado colectivos similares en Italia, Inglaterra, Bélgica, Países Bajos y Alemania. En 1987, Jaca fue sede del primer congreso internacional al respecto. Con la entrada en los 90, surgió la Federación Española de Amigos del Camino y el Plan Xacobeo de la mano del entonces presidente autonómico, Manuel Fraga, y su conselleiro Vázquez Portomeñe.
Más cada pocos meses
«Se multiplicaron entonces las asociaciones, surgiendo a veces rivalidades y hostilidades entre ellas», señala Rucquoi como algo inevitable. Hoy «no pasan meses sin que aparezcan otras nuevas». El aprovechamiento turístico como forma de generar empleo en los lugares atravesados por el Camino convive con este movimiento más cultural, que funciona gracias al voluntariado, y en el que hay diversidad de fines sin que todos mantengan como prioridad lo que propició su nacimiento.
Esos objetivos pasan por la creación y administración de albergues, con la atención e información al peregrino, mantener y promover el patrimonio jacobeo en su área, reuniones periódicas, boletines informativos y publicaciones especializadas. No son los únicos grupos que existen en esta línea: con un enfoque más religioso existen cofradías en Colombia, Chile, Perú o Venezuela.
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