Juzgado por obligar a prostituirse a una mujer a la que había ofrecido otro trabajo
Tras explicarle que no podía ejercer de asistenta del hogar, la obligó a trasladarse a Verín para trabajar en dos prostíbulos
El 13 de noviembre de 2010, la víctima —que todavía no lo era— aterrizaba en Madrid procedente de Paraguay. Un hombre en su país le había ofrecido un trabajo como asistenta doméstica en España. Una tercera persona se había encargado de organizar el viaje. Al llegar a Barajas, la mujer no tenía habitación en el hotel acordado. Entonces comenzó su calvario: Nuno Miguel C. R. acudió a recogerla a la capital.
Tras explicarle que no había trabajo como asistenta del hogar, la obligó a trasladarse con él a la localidad orensana de Verín para trabajar en dos prostíbulos diferentes: el JJ y luego el club Dolce Vita de O Cañizo, en el que era gerente y propietario del 50 por ciento. Nuno Miguel, de nacionalidad portuguesa y sin antecedentes, resultó ser presuntamente el colaborador en España de la persona que la afectada había conocido en Sudamérica. Se encargaba de la entrada y el traslado de las mujeres que caían en su trampa para fines de explotación sexual.
En este caso, que se juzga hoy en la Audiencia Provincial de Orense, la denunciante se vio forzada a ejercer la prostitución para devolver la deuda de 2.500 euros que había contraído a raíz del supuesto engaño, según narra el fiscal. «Ante la situación de desamparo en que se encontraba, sin dinero ni familiares o amigos que les pudieran prestar ayuda, desempeñó la prostitución durante tres meses» hasta febrero de 2011 y entonces abandonó el lugar, detalla el escrito de acusación.
Por estos hechos, el Ministerio Público solicita 3 años de prisión por un delito de prostitución y seis por el de inmigración ilegal, una multa de 12 euros diarios durante 18 meses y 6.000 de indemnización.
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