Entrevista | Alcalde de Santiago y candidato del PP

Agustín Hernández: «El votante moderado debe pensar a quién da su voto»

Su mensaje es claro: la alternativa a su proyecto es una coalición radical de izquierda sin un modelo de ciudad y apenas un líder mediático

Agustín Hernández: «El votante moderado debe pensar a quién da su voto» m. muñiz

josé luis jiménez

—En 2011, con todo el viento a favor, el PP ganó Santiago por doce votos. Imagino que no debe ser tan fácil en este contexto...

—Desde luego que no, pero la vida está para los retos y los grandes logros. Lo que no cuesta, no se valora.

—¿Once meses para hacer olvidar tres años de sobresaltos?

—Once meses para llegar a una administración en un momento convulso, ordenarla, trabajar por la ciudad y hacer un proyecto de futuro.

—Tras todo lo sucedido, ¿es un milagro estar a dos concejales de la absoluta, como prevén las encuestas?

—No se puede pedir más al esfuerzo que hemos hecho en beneficio de la ciudad. Al final Compostela lo va a agradecer. El objetivo principal era devolverle la normalidad, sacar la ciudad de titulares que nada tenían que ver con la gestión municipal y, a partir de ahí, lo que ocurra será fruto de ese trabajo. Pero pase lo que pase, el esfuerzo habrá merecido la pena.

—¿No consideran alternativa al PSOE?

«Tengo dudas de que el PSOE anteponga los intereses de la ciudad y le dé la Alcaldía a Noriega»

—No. Es lamentable. Si alguna ciudad de Galicia tuvo un PSOE abierto, moderado y que planteaba puntos de encuentro fue Santiago. Pero tanto el BNG como el PSOE, durante la última parte del mandato de mi antecesor únicamente pensaron en repartirse áreas de gobierno. Era la perspectiva de cuánto peor le fuera a la ciudad, mejor les iría a ellos. Y tras ese pasotismo, en esta campaña hacen dejación de sus propuestas, permitiendo que una fuerza arribista fruto de un momento determinado y con una clara visión de corto plazo les coma el terreno.

—¿Pero cree que el PSOE entregaría la Alcaldía a Compostela Aberta?

—Tengo dudas de si el PSOE antepondrá los intereses de la ciudad a los intereses cortoplacistas de cerrarle la puerta al PP.

—Algo debe tener Compostela Aberta para que se presente por primera vez y las encuestas arrojen tan buenos resultados.

—Recolecta un altísimo porcentaje de voto del BNG. Su candidato se presentó por esas siglas en 2007, cambió de partido a pesar de que se había comprometido a devolver el acta si se la reclamaban, y no sólo no la devolvió sino que cambió el color político del Concello de Teo sobre la marcha. Y capta votos del PSOE a pesar de que una gran parte del socialismo compostelano apuesta por la centralidad y la moderación desde una óptica progresista. No es ese el perfil de Compostela Aberta, una amalgama llena de frases vacías, de buenas intenciones sin consistencia, sin programa, sin cohesión, pero que aglutina ese voto descontento y de quien nunca votó y cree en alguien que aparece como un salvador de no se sabe bien qué.

—¿Es Noriega el rostro amable de una coalición que no lo es tanto?

—Es rostro amable, pero también la «cara b» de Beiras, de un experimento que pretende hacer en Compostela algo que no tiene vocación de servicio a la ciudad, sino de catapulta para hacer carrera política. Si no, el alcalde de Teo habría expresado, como he hecho yo, su voluntad de vincularse con la ciudad estos cuatro años pase lo que pase. Su único objetivo es un buen resultado para usarlo como palanca de cara a otros menesteres.

—¿Sería asumible por Compostela que su alcalde no guarde buenas relaciones con la Iglesia?

«El alcalde de Teo dice que su relación con la Iglesia será porosa, es poco claro»

—No, Santiago no se lo puede permitir. La línea divisoria entre el poder civil y religioso en la ciudad es muy difusa. El alcalde de Teo dice que su relación con la Iglesia será porosa. Quiere ser poco claro para no generar rechazo cuando detrás de ese rostro amable se esconde el nacionalismo más rancio y excluyente, que quita banderas de los ayuntamientos porque no le gusta la bandera constitucional. Vive del postureo, de la frase políticamente correcta. Es un tertuliano hecho alcalde que pretende venir a Santiago para seguir de tertulia y buscar un nuevo horizonte político.

—¿Y el ciudadano ha hecho su misma reflexión o se ha quedado con la espuma de lo nuevo?

—Creo que como el momento es complicado, algunos se han quedado en la espuma y no han reflexionado sobre la gravedad que sería que este partido ocupe la Alcaldía. Esta no es una ciudad cualquiera, sino que es la capital de Galicia. Y el vecino puede ver como su ciudad acaba convertida en un experimento. Lo lamentable es que el BNG y el PSOE se han entregado. Y el votante moderado, de la izquierda y el nacionalismo, debería pensar a quién le entrega el voto.

—Le van a acusar que apela al voto del miedo.

—Me gusta más llamarlo voto responsable. Ahora no toca hablar de revoluciones utópicas, ni de autonómicas, ni de si el rescate fue bueno o malo. Ahora toca resolver los problemas del día a día, ser capaz de dialogar con las administraciones y no vivir en el postureo político. Se elige entre un alcalde que venga a trabajar o uno que venga a leer el periódico, salir por televisión y decir palabras bonitas.

—¿Cuál es su aval como alcalde en estos diez meses?

—Soy una persona que sin tener vocación municipalista fui capaz de llegar al Concello, asumir la responsabilidad con el mejor sentido, de trabajar por encima de cualquier exigencia, atendiendo y estando a la altura del puesto de alcalde de Santiago. Y sobre todo, recuperando la normalidad y la estabilidad. Nadie discute eso hoy.

—¿Qué retos pendientes tiene la ciudad?

«Compostela tuvo un proyecto de ciudad con Estevez, pero ha ido languideciendo»

—Compostela tuvo un proyecto de ciudad con Xerardo Estevez, tuvo una autoestima cuando asumió la capitalidad, pero ha ido languideciendo. Tiene que completar su tejido urbano, volver a liderar la vida cultural de Galicia, ser una verdadera ciudad solidaria, recuperar el esplendor del casco histórico, lograr un medio ambiente sostenible, una actividad económica que no sólo se apoye en el turismo sino que se diversifique, una alianza estratégica con la universidad...

—¿Corre el riesgo el casco histórico de acabar convertido en un parque temático?

—Lo correría si no se hubiera hecho la apuesta de modificar el Plan Especial, en el que ya estamos trabajando, con algún impedimento del PSOE, demostrando en estos meses que no ejerce una oposición responsable. La modificación dará un revulsivo para acometer nuevas iniciativas de emprendimiento, que la gente vuelva a vivir aquí y se genere una compatibilidad entre la actividad cultural, económica y social.

—¿Se acabó la época de las grandes obras?

—Sí, claramente. Ni ya las hay, ni existe demanda social. Pero tampoco debemos condenar un sector que supuso un antes y un después en Galicia. Acabemos las obras en marcha, aprendamos de los errores y planifiquemos correctamente al margen del debate político.

—¿Caer en el localismo es un vicio irremediable en campaña?

—Sí, pero probablemente en el Eje Atlántico tenga fecha de caducidad. La revolución de la alta velocidad, el cambio de mentalidad que introduce, hace cambiar esa visión localista en relación dentro de las áreas metropolitanas y de las distintas áreas entre sí.

—¿Seguirá cuatro años en Santiago pase lo que pase?

—Yo sí, lo he dicho con meridiana claridad. No tengo otro objetivo que estar donde lo vecinos me digan.

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