Beade y Baralla, concellos objetivo de los terroristas

Dos alcaldes y sus vecinos se convirtieron, por primera vez, en diana de las bombas de Resistencia Galega. Los daños, que sumaron más de 600.000 euros, no solo fueron materiales

Beade y Baralla, concellos objetivo de los terroristas efe

p.abet

Los atentados que la banda terrorista Resistencia Galega perpetró, por primera vez en su corta historia, en dos ayuntamientos gallegos marcaron una legislatura en la que las condenas a la actividad de la banda armada se hicieron oír en los plenos de un buen número de municipios de la Comunidad. Los concellos de Beade y Baralla se convirtieron en objetivo —con un año de diferencia— de las bombas que los integrantes de Resistencia colocaron a las puertas de sus consistorios. A un paso de las urnas donde se decidirá su reedición, o no, como alcaldes, los regidores de las dos localidades diana de los terroristas aseguran que los atentados marcaron un antes y un después en la vida de estos pueblos del interior de Galicia.

«Lo vivimos con mucho dolor, sobre todo porque el detenido es un chico joven , vecino de por aquí cerca», explica el alcalde de Baralla, Manuel González, inmerso en plena campaña electoral. Los destrozos ocasionados obligaron a los funcionarios municipales de este pueblo de la montaña lucense a trasladar su actividad a una sede provisional desde la que todavía operan. Esperan que sea la nueva corporación la que inaugure un ayuntamiento que estuvo más de medio año en obras por la explosión de una olla bomba con cinco kilos de pólvora. «Después de las elecciones ya estarán listos los últimos detalles para volver al concello», asegura González, que lleva 28 años como alcalde de este municipio. De los momentos posteriores al ataque recuerda la impotencia y la rabia que los vecinos sintieron. «Este es un pueblo muy tranquilo, quién iba a pensar en una salvajada semejante aquí» , reconoce.

Sentimientos similares describe el alcalde de Beade, al frente del otro municipio elegido por los terroristas para hacer estallar sus bombas. En Beade , más de un año y medio después del atentado, también siguen trabajando en la sede provisional a la que tuvieron que trasladar la actividad municipal tras la explosión. En el caso de este concello orensano, el interior del edificio quedó tan dañado que fue preciso demolerlo por dentro y reconstruirlo. Los daños sumaron unos 400.000 euros. Sobre el impacto que el atentado tuvo entre los vecinos, el alcalde, Senén Pousa explica que «el daño querían hacérmelo a mí, pero se lo hicieron a todos mis vecinos». Su vida cambió al sentirse objetivo de los terroristas, aunque poco a poco el pueblo fue recobrando la normalidad. «Todo el mundo se asustó mucho, como es lógico. No se pueden permitir cosas así», insiste. Pese a que el atentado ya forma parte de su pasado, en el consistorio de Beade todo es provisional, hasta el teléfono al que los vecinos llaman para realizar sus gestiones. Con el arranque de legislatura, también en Beade regresarán a su sede.

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