Elecciones municipales

El PPdeG examina la resistencia de su marca en ciudades y diputaciones

Primera reválida seria del PSOE de Besteiro, con Vigo y Lugo como principales bastiones socialistas

El PPdeG examina la resistencia de su marca en ciudades y diputaciones efe

JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

No son unas elecciones cualquiera. No está en juego el gobierno de la Xunta ni la silla de Moncloa, pero los dos principales partidos se saben examinados en la coyuntura más crítica que el bipartidismo patrio haya afrontado desde el retorno de la democracia. Quien salga airoso de estas municipales tendrá una parte ganada para las autonómicas de 2016 y configurará el escenario político de Galicia de los próximos años.

La lupa está puesta sobre el PP , que parece resistir mejor que en otros territorios el desgaste de las siglas. Sus dirigentes afirman poseer un plus de resistencia, un «efecto Feijóo» que suaviza el retroceso de los populares que se va a experimentar en feudos tradicionales como Madrid o Valencia. «La gente está muy motivada, vemos a muchísimas personas en los actos de precampaña», aseveran desde el PPdeG. No notan desánimo por los malos sondeos a nivel nacional o la sucesión de casos de corrupción que salpican a la marca desde hace meses.

La prueba de fuego estará en las tres ciudades y diputaciones que gobiernan, incluso con la opción de sumar una más y redondear unos resultados más que óptimos para la derecha gallega. ¿El truco? El posible comodín de Ciudadanos, después de que el partido de Albert Rivera admitiera que no pactaría contra las fuerzas más votadas. El PP encuentra aquí el colchón necesario en caso de no revalidar las mayorías de La Coruña, Ferrol —a apenas un tiro de piedra— y Santiago, siendo esta última la que parece más alejada, a la vista del barómetro del CIS y otros sondeos recientes.

La otra capital en el alero es Orense, la única en que se prevé un incremento de voto, derivado principalmente del desgaste de un PSOE local azotado por la desunión interna y los escándalos judiciales. También aquí el popular Jesús Vázquez necesitaría pactar, aunque el socio aparentemente obligado sería el independiente Gonzalo Jácome, imprevisible y populista.

En el resto de urbes, el PP apuesta por no ceder demasiado. Sabe que va a retroceder en Pontevedra y Lugo, pero donde se condensan los temores es en Vigo. Una candidata tardía, poco conocida y una lista sin tirón para hacer frente a un alcalde como Abel Caballero , que cabalga sobre el localismo y parece conducir al PSOE a su mejor resultado urbano en Galicia. La campaña es el esfuerzo definitivo para evitar una debacle que pueda poner en riesgo la diputación provincial, feudo histórico y hegemónico.

Los cálculos para mantener el ente provincial pontevedrés son bastante similares que los que se hacen en el caso coruñés: el PP puede que baje en algunos partidos judiciales pero sus rivales en la distribución de diputados provinciales, PSOE y BNG , no van a subir y por tanto no amenazarán sus mayorías en ambas diputaciones. Salvo hecatombe inesperada, Diego Calvo y Rafael Louzán repetirán.

El mensaje popular estará centrado sobre un eje: el PP garantiza la estabilidad en los gobiernos frente a los experimentos de varias siglas, acentuados en estas elecciones por la irrupción de las coaliciones ciudadanas al estilo de las Mareas . Eso, y la recuperación económica como aval de la gestión: lo peor ya ha pasado y vuelve el empleo.

Reválida socialista

Estas serán las primeras elecciones de entidad con José Ramón Gómez Besteiro al frente del PSdeG . Descontadas unas Europeas con escasa representatividad, el líder socialista sabe que debe recuperar el terreno perdido en este tiempo , donde anduvo más centrado en la presidencia de la Diputación de Lugo que en atender a la labor de auténtica oposición. Tras anunciar su renuncia a la reelección provincial, se ha lanzado a una intensa precampaña junto a candidatos de todos los territorios, pero con las cartas marcadas: la responsabilidad de los resultados no será suya porque los alcaldables salieron de primarias, no de designaciones directas.

Con ese blindaje anunciado marca distancia con resultados que, previsiblemente, van a ser malos en los entornos urbanos salvo las excepciones conocidas de Vigo y Lugo. La situación alcanza tintes preocupantes en las tres urbes coruñesas, donde las Mareas amagan con adelantar a los socialistas y dejarles en una posición secundaria, aunque quizás no tanto como en Pontevedra, donde ya están en una situación de práctica irrelevancia.

La incapacidad aparente del PSdeG para erigirse como verdadera alternativa a las mayorías del PP no le va a impedir conservar algunas alcaldías relevantes, como las de O Barco de Valdeorras, Viveiro, Camariñas, Brión, Ribadavia o Culleredo, al menos según indican las encuestas. Incluso podrían tener la opción de recuperar Vilagarcía de Arousa, tras perderla en 2011. Tampoco parece correr excesivo riesgo la Diputación de Lugo, ya sin Besteiro, sobre todo tras frenar el empuje del PP en los partidos judiciales donde se decidirá: Terra Chá, A Mariña y A Montaña. Eso, sumado al desgaste que la mala gestión sobre algunos servicios del HULA que la conselleira de Sanidade ha realizado en los últimos meses, que ha permitido al PSOE combinar la reclamación legítima con un matiz demagógico para obtener un evidente rédito electoral.

La división nacionalista

Excepción hecha de Miguel Anxo Fernández Lores en Pontevedra, quien podría aumentar su mayoría hasta incluso la absoluta, al BNG todas las encuestas le pronostican un nuevo batacazo en las ciudades . Villas como Carballo o Allariz, de fuerte simbolismo, probablemente aguanten, pero su representación en las urbes amenaza con ser arrollada por las Mareas, el nuevo traje cosido por AGE para dar cabida a minorías de izquierda radical, nacionalistas y Podemos.

Su pujanza va a ser notable en Santiago, Ferrol, La Coruña , y se les augura representación en Lugo y Vigo, siempre por delante de la antaño casa común del nacionalismo, que ya tuvo problemas para configurar candidaturas en los 314 concellos gallegos. En 55 municipios, el BNG fue incapaz de cerrar una lista. La espiral descendente sería así ininterrumpida desde 2005. Y bajando.

Por último, la incógnita de Ciudadanos, con candidaturas configuradas de manera exprés en el último momento , confiadas en rentabilizar el momento dulce de la marca antes que su programa o rostros. Y la duda que abría esta crónica: ¿serán el comodín del PP para mantener las alcaldías y aquilatar la fortaleza de Feijóo en Galicia?

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