pazguato y fino

Sainete orensano

Barquero antepone la responsabilidad a la coherencia. Prefiere negar sus principios antes que provocarle una hemorragia a su partido, a quien la campaña se le iría por el sumidero de producirse su dimisión

JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

Cada uno es rehén de sus propias palabras. Nadie obligó a Vázquez Barquero anunciar en una entrevista que dimitiría si era imputado ni a reconocer que si no lo hacía tendría difícil lograr el respaldo de los orensanos, ciudadanos castigados por los escándalos judiciales en esta legislatura. En efecto, fue el propio Barquero el que se obligó a sí mismo, con manifestaciones que entonces lo honraban, incluso en el caso de que fueran una impostura para marcar distancias con todo lo ocurrido con su partido en la ciudad.

Ahora, el candidato antepone la responsabilidad a la coherencia. Prefiere negar sus propios principios como individuo antes que provocarle una hemorragia a su partido, a quien la campaña se le iría por el sumidero de producirse su dimisión. Y con un agravante: la siguiente en la lista es Carmen Rodríguez Dacosta, la misma cuyo enchufe en la plantilla municipal generó la imputación de Barquero y el enésimo escándalo interno en el equipo de gobierno.

El colofón al sainete de fabricación propia lo arman las insinuaciones de que detrás de esta imputación está el vicepresidente de la Xunta o ese ruido que vaticina más filtraciones sobre la «Pokemon» que afectarían al candidato popular, Jesús Vázquez. La culpa de lo de Barquero la tiene el propio Barquero, oigan.

Sainete orensano

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