Mareas, el naufragio de las siglas
La portavoz de IU lamenta no haber sido «capaces de conseguir la unidad popular»
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Las mareas gallegas no confluyen o, lo que es lo mismo, no conforman un único movimiento para tratar de conseguir el fin común de todas ellas, que no es otro que «la ruptura democrática». El impulso inicial de Alternativa Galega de Esquerda y de Podemos no fue suficiente para canalizar la ambición colectiva de la izquierda radical de conformar un único movimiento para «quebrar el sistema». Casi nada salió como estaba previsto y las direcciones de partidos como Anova, Esquerda Unida y Podemos tuvieron que intervenir para corregir «los excesos asamblearios» y seguir un guión previamente establecido.
El primer incidente tuvo lugar, como publicó ABC el 12 de enero, en la ciudad de Ferrol, donde los miembros del círculo de Podemos fueron enmendados por la dirección nacional y sus asambleas no fueron legitimadas por los órganos competentes. Sin embargo, y tras silenciarse el proceso, las mareas populares tuvieron que concretarse por la inminencia de las elecciones, prescindiendo del nombre del partido de Pablo Iglesias y acuñando denominaciones genéricas.
La primera gran crisis de las mareas tuvo lugar en Orense. La propuesta alternativa se organizó en torno a Orense en Común. Los rupturistas de As Burgas tuvieron la ayuda de la Marea Atlántica de La Coruña y en seguida comenzaron a trabajar las redes sociales y plantear «modos alternativos» de hacer política. Todo iba bien hasta que llegó el «pucherazo» y la salida del proyecto de partidos centrados como Compromiso por Galicia o el propio Podemos . Según el relato de los hechos, plagado de múltiples incidencias, el 16 de marzo se hace público que el militante de Compromiso Xosé Mosquera será el candidato a la Alcaldía. A finales de ese mismo mes, concretamente el 27 de marzo decide anularse la votación y se acusa a Compromiso de «carretaxe» de militantes y votos. El 31 de marzo abandona la plataforma y se reinicia un proceso para hacer primarias y buscar un candidato con Podemos y Compromiso fuera de la comunidad rupturista. La propia formación centrista, convertida por unas horas en organización ciudadana, aseguró a través de un comunicado que «la anulación de las votaciones no representa los mínimos valores democráticos exigibles». El resultado fue un cierre de filas en torno a líderes vecinales, la constitución de candidaturas por separado por Compromiso y Anova, así como la concurrencia de Izquierda Unida integrada en las mareas.
Mosaico de opciones
La diversidad de marcas también se reprodujo en Vigo. Concurrirán tres candidaturas a las elecciones municipales. Por una parte la Marea de Vigo, liderada por el comunista Rubén Pérez, que alcanzó un 4,5 por ciento de votos en las últimas municipales; Vigo en Común, resultado de la suma del ecologista Equo y Piratas, y caracterizados por oponerse frontalmente a la instalación del BernardoAlfageme en una rotonda del populoso barrio de Coia; y finalmente Gañemos, a cuyo frente está el exdirigente de la Confederación Intersindical Galega, Lois Pérez Leiro. Desde el consistorio de la ciudad olívica dan escaso margen de maniobra a estas candidaturas. Fuentes consultadas por ABC cifran en torno al 5% el porcentaje de votos que pueden conseguir el dirigente de Izquierda Unida, Rubén Pérez.
La ciudad de Ferrol es otro de los paradigmas de propuestas fallidas para generar candidaturas de unidad popular. La división en el seno de Podemos y los recelos de la base de la formación de Pablo Iglesias por un «pacto entre Yolanda Díaz y la casta de Madrid» generó la plataforma Ferrol en Común —conformada por dirigentes de Anova e Izquierda Unida— y Marea Ártabra, de base más ciudadana, pero trufada de sindicalistas, militantes de IU y BNG. En la ciudad departamental, Ferrol en Común lleva todas las de ganar «porque recoge la fuerza del Partido Comunista y los dirigentes son muy conocidos en la urbe», según explicaron a este periódico fuentes de EU.
La conformación de las mareas ciudadanas presenta menos altibajos en La Coruña, Santiago, Lugo y Pontevedra. Y es que la decisión de las direcciones de Izquierda Unida y Anova de reforzar las candidaturas «rupturistas» con líderes con fuerte experiencia orgánica solventó los inconvenientes de partir de cero o de la nada. Uno de los ejemplos más representativos es el alcalde de Teo, Martiño Noriega de Anova, o también Xulio Ferreiro en la capital herculina. Sin embargo, en estos casos también hay tormenta. Los dirigentes del BNG Asambleas Abertas cargan duramente contra estos estos hiperliderazgos. Los nacionalistas del Bloque no dejan de denominar a Martiño Noriega «alcalde tránsfuga de Teo» ya que fue elegido en las listas aún por su partido. También los socialistas se unen contra la presentación de estas plataformas ciudadanas. El secretario general del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, aseguró en ABC que «uno no puede ser comunista y socialista a la vez, no puede ser nacionalista y todo lo demás al mismo tiempo y a quien oculta su ideología la gente sabrá valorarlo».
«Tejer una red»
La multiplicidad de siglas y ofertas programáticas no es para la coordinadora de Esquerda Unida, Yolanda Díaz, un problema. Según aseguró a ABC «lo ideal sería llegar a este proceso configurando candidaturas de unidad popular, pero no fuimos capaces de conseguirlo». En todo caso Díaz aclaró que hay una diferencia clara entre unas y otras marcas «porque unas están consolidadas y otras no, unas tienen entidad real y otras no». De cara al futuro avanzó que se trataría de «tejer una red y vincular a la candidaturas con las del resto del Estado para propiciar la ruptura democrática». En términos parecidos se pronuncian desde Anova. Fuentes consultadas por este periódico aseguran que «no salió todo como estaba previsto, pero lo importante son los procesos y los debates que se han generado en la sociedad».
Desde los partidos tradicionales se trabaja con la hipótesis de que se está ante unos comicios «muy pegados a la calle» y será determinante el grado de conocimiento del candidato. Algunos, como Besteiro, aseguran que «su posición será la que marca el sentido común de la sociedad».
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