Tres años entre «cachivaches»
El Muncyt celebra su tercer aniversario en la urbe herculina con más de 150.000 visitantes y varios reconocimientos
![Tres años entre «cachivaches»](https://s3.abcstatics.com/Media/201504/29/directora-muncyt-foto--644x362.jpg)
El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología —más conocido como Muncyt— abrió sus puertas en La Coruña hace ahora tres años. En su estreno, el primer Museo Nacional inaugurado en Galicia contó con la presencia de los actuales Reyes de España, que recorrieron las salas de un espacio expositivo dedicado a ensalzar la tecnología como forma de artey a mostrar al público la trastienda de muchos objetos cotidianos con los que comparten su día a día. Para celebrar el tercer aniversario de la llegada del Muncyt a la ciudad herculina, la sala organizó una visita nocturna por los principales espacios del museo. Rotundo y delicado, el edificio que alberga este museo tiene las cualidades espaciales de lo mejor de nuestra arquitectura y las más modernas cualidades materiales de la tecnología contemporánea.
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La generosidad de sus espacios permite sorprender al visitante con un avión colgando del techo en la misma entrada de acceso al museo, que en una de sus salas principales alberga la cabina del Boeing 747 que trasladó el Guernica a España y que se ha convertido ya en uno de los principales atractivos del Muncyt . De la mano de su directora, Marián del Egido, los participantes en el recorrido nocturno fueron descubriendo una a una las salas más relevantes de este espacio expositivo. El punto de partida lo marcó el rincón «Miscelánea», que simula tener un altar dedicado a la ciencia con sendos púlpitos presididos por autómatas que representan un futuro que está a la vuelta de la esquina. La siguiente etapa, en la sala «Mayúsculas», sitúa al visitante ante las piezas de mayor tamaño, caso de la antigua linterna de la Torre de Hércules (en funcionamiento desde 1857 hasta 1904), o del arcaico y gigantesco acelerador de partículas Cockcroft-Walton, que data del año 1957.
La tecnología, a pie de calle
De lo más grande, a lo más valioso, obligada es la parada en la sala de los «tesoros». Se trata del espacio que guarda las piezas más apreciadas del museo, por ejemplo, la máquina neumática que se realizó en los talleres de la familia Rostriaga en Madrid; datada en 1770 y hecha con el objetivo de obtener el vacío, que tanto interés científico suscitó en el siglo XVIII.
A lo largo de sus tres años de vida, en el Muncyt se han abierto al público exposiciones tan atractivas como la dedicada a los «cachivaches». Esos inventos que en su momento supusieron una revolución y que el paso de los años relegó a las estanterías de trastos curiosos. Entre ellos se contarían las máquina de coser por puntos las medias de mujer (1950) o las primeras ollas a presión, de la década de los años 40. El paso por sus instalaciones concluyó en la sala del siglo XX, donde se puede observar cómo los hitos se suceden en los objetos cotidianos: telefonía, motores, máquinas de escribir o de grabar. La metáfora del avance tecnológico y de sus imbricaciones con el ciudadano de a pie.
De cara al verano, el Muncyt trabaja ya en una programación especial que se centrará en renovar las piezas de los espacios expositivos permanentes «Tecnodiversidad» y «Patrimonio». También se aprovechará la celebración del Año Internacional de la Luz para inaugurar la exposición «Contaminación lumínica, el lado oscuro de la luz» que en estos momentos se encuentra en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia. Y otra proveniente del museo de Ciencia y Agua de Murcia explicará las causas de dicha contaminación.
Toda esta actividad incansable desde sus orígenes, en la que se persigue la interactividad y la integración en la red de museos de ciencia de la ciudad, le ha valido al Muncyt la mención especial que recibió en el Certamen al mejor Museo Europeo 2014. La sala coruñesa fue premiada «por su capacidad para comunicar conceptos científicos y técnicos, su compromiso y responsabilidad social».