(Est)Ética

El tribunal de la opinión pública, guiado por los togados jueces del populismo, ha empujado a los grandes partidos a adoptar posturas maximalistas con sus cargos imputados. Azuzan a la sociedad para que la presunción de inocencia quede reducida a mero papel para envolver churros: una cosa grasienta que tirar a la basura. Así nos va. El PPdeG, a diferencia de otras sucursales territoriales, ha elegido un criterio variable, que algunos malinterpretan como una moral flexible a la corrupción. Esa postura les ha permitido no cometer una injusticia con Prado o Rey Varela, por citar dos casos.

Los socialistas pergeñaron un código ético según el cual ningún cargo se sentará en un banquillo. Besteiro lo repite como un mantra allí por donde va y se le pregunta. Parece que no hay dobleces. Lo que sí hay es estética, porque el alcalde de Caldas se está valiendo de todas las argucias legales posibles para que su vista oral sea dos días después de las elecciones, las mismas que previsiblemente pondrán en marcha los regidores de Camariñas y Viveiro, igualmente abocados a juicio. ¿Qué dice el código de estas maniobras trapaceras? Ni mu.

¿En qué cambia saber la fecha o no para que dimitan esos alcaldes cuándo la vista es inapelable? En nada. Pero entonces tus principios te harían perder unas elecciones. Y eso sí que no, claro está.