Ciudadanos Galicia se alimenta del tirón de Rivera para hacerse visible

La formación cuenta con una precaria estructura, pero se presentará en 15 localidades para encontrar su hueco

Ciudadanos Galicia se alimenta del tirón de Rivera para hacerse visible pepe ferrín

marcos sueiro

El despegue de Ciudadanos en Galicia se planifica sin prisa, y con numerosas incertezas. La formación presidida por Albert Rivera es más conocida por sus apariciones esporádicas que por las actividades de sus dirigentes y militantes en la Comunidad. Sin embargo, la organización ha dado sus primeros pasos y los primeros «ciudadanos gallegos» se saben la lección que imparte a diario el joven catalán. El grupo de notables que conforma el sanedrín gallego tienen carácter provisional y está conformado por un señor de Boiro, de nombre Javier Chouza, que ostenta el cargo de delegado territorial; Alberto Bande, subdelegado y localizado en Ames; y José Canedo, exmilitante de UPyD que actúa como coordinador en Santiago. También figura en la terna un responsable de redes sociales, instrumento muy útil en la «nueva política». Todos ellos dijeron sí, con el convencimiento de que liberarse de las etiquetas «derecha e izquierda» es un signo de audacia y sobre todo una manera de identificarse con la mayoría social.

El ascenso de Ciudadanos en toda la nación, y los buenos resultados cosechados en las autonómicas de Andalucía, les han dado el empujón definitivo para convertirse en un partido con pretensión de ser referente y determinante también en Galicia. De momento, existen desde el 8 de febrero de 2014 y en pocos meses han conseguido nombres para presentar candidaturas en 15 localidades, incluidas todas las ciudades. Ahora se trata de ser creíble y de lograr que los gallegos los perciban como un partido implantado y con discurso propio para Galicia. El empeño en conseguir hacerse hueco durante estos meses se encontró con inconveniencias derivadas de los mensajes lanzados por sus líderes nacionales. Y es que el fichaje estrella de Albert Rivera, el economista Martín Garicano, puso en cuestión las inversiones estatales para dotar de Alta Velocidad a Galicia y a otros territorios, utilizando la expresión «derroche keynesiano» y cuestionando la rentabilidad de la infraestructura.

La confesión cayó como un jarro de agua fría y provocó la reacción unitaria de todos los partidos políticos rechazando las propuestas ciudadanas. Esta posición, que atenta contra uno de los proyectos estratégicos de la Comunidad, fue matizada en los días sucesivos, pero perfectamente digerida por los líderes locales. A modo de aclaración, el delegado territorial Javier Chouza manifestó a ABC que «nadie habló de acabar con el AVE, ahora bien, cuándo hay que elegir entre hospitales, colegios y AVE, la opción es muy clara». En forma de pregunta, el delegado aclaraba: «¿Es preferible mantener las listas de espera que tenemos en los hospitales?», tratando de zanjar una postura preocupante con una respuesta maniquea.

Un buen padrino

Los 500 militantes de Ciudadanos esperan turno para buscar líder y constituir los órganos colegiados. Hay que esperar a la celebración de las elecciones para ponerse a rodar y tratar de hacerse hueco. El pistoletazo de salida lo dio Albert Rivera en febrero de 2104 y eligió un buen padrino, el exalcalde coruñés Francisco Vázquez, pero parece que no fue suficiente y el proceso de implantación no fue tan rápido como se preveía.

Aunque parezca mentira, y se rebelen contra los partidos tradicionales, la dirección tiene pasado y vínculos extinguidos con el PP y otras formaciones. Practican la corrección política y eluden los enfrentamientos directos. Se parapetan en la lucha contra la corrupción y aseguran que no gobernarán si no ganan las elecciones. Los principios son tan genéricos que pueden ser asumidos por casi todos, pero falta la concreción necesaria y exigible a cualquiera ciudadano que quiera «gobernar» al resto.

Las partidos mayoritarios aguardan para saber cómo moverse y para dimensionar la verdadera fuerza de este experimento político. De momento, el presidente del PPdG, Alberto Núñez Feijóo, se limitó a defender los derechos de Galicia y los gallegos en temas como el AVE y sobre la naturaleza del partido de Rivera aclaró que «no conocemos su programa económico», de ahí su renuncia a clasificarlo. En el PSdeG tampoco han sido muy explícitos. Un portavoz aseguró a ABC que «a pesar de la fantástica ayuda que han tenido en La Coruña —en referencia al respaldo de Francisco Vázquez— parece que no despegan».

La dirección provisional sonríe y espera. Son conscientes de que su éxito radica en el talento político de Albert Rivera. El coordinador de Santiago, Javier Canedo, afirma en una conversación con ABC: «Se trata de ir partido a partido, de momento son las municipales, aún falta un año y medio para las autonómicas». Los líderes de Ciudadanosempiezan a entrenarse en esto de distanciarse de los otros. El subdelegado, Alberto Bande, puntualiza: «No me reconozco en la palabra derecha» y el coordinador en Santiago, José Canedo, ironiza: «En el PP nos ven como el enemigo». Sin embargo, y al margen de las percepciones de terceros, es conveniente que la batería de ideas que reciben desde fuera no sirva para restringir conquistas justificadas por los que se ha luchado durante décadas, si quieren hacer posible y viable su existencia en el conjunto del país.

Las elecciones municipales de mayo serán el primer test de la formación «sin etiquetas». Y si todo va bien están dispuestos a trabajar, y a seguir recogiendo militantes y votantes para conformar un «movimiento político» que ayude a dimensionar el sueño de Rivera.

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