crónicas atlánticas
Que gobierne el que gane
Hay políticos que no se moderan porque el sistema actual les anima a ser meras bisagras
En muchos puntos de España están a punto de descubrir algo que por desgracia conocemos bien en Galicia; el espectáculo surrealista de las negociaciones entre partidos perdedores que quieren lograr en los despachos lo que no supieron conseguir en las urnas. Aquí nos hemos acostumbrado a matrimonios de conveniencia, cambio de cromos entre PSdeG y BNG, gobiernos con departamentos estancos sin coordinación alguna, e incluso pugnas entre presidentes y vicepresidentes, alcaldes y vicealcaldes que no se pueden ni ver —antes se mueren que tomar un café juntos—, pero que no se divorcian para no perder el gobierno.
A partir del 25 de mayo donde haya mayoría absoluta el resultado nos gustará o no, pero se hará lo que el pueblo haya decidido. El resto de gobiernos locales quedarán a merced de los despachos y de lo que impongan las direcciones de los partidos. Ellos contentos, pero el sentido común pedirá a gritos una reforma de la legislación electoral para que gobierne la lista más votada.
Si quieren podemos instaurar una segunda vuelta para que los votantes de los partidos minoritarios decidan por qué opción de las dos principales optar, pero por favor, no nos condenen a más gobiernos bipartitos, tripartitos o cuatripartitos, y menos capitaneados por el que ha quedado en segunda posición. Los políticos deben saber moderarse para llegar a las mayorías sociales, y si no lo hacen actualmente es porque el sistema actual los anima a ser meras bisagras, conseguir pequeñas parcelas de gobierno y aplicar políticas que carecen de respaldo mayoritario. En Galicia se entiende que el Bloque o AGE rechacen que gobierne el partido más votado porque hasta ahora les ha ido bien así, ha sido su estilo de vida, pero sorprende esa misma postura por parte de los socialistas, que históricamente han sabido moderar su discurso para convencer a amplios sectores de la población. Los tiempos han cambiado y ahora apuestan por llevar la contraria al PP en todo para hacer frente a sus competidores. Pero a la hora de gobernar, ¿de verdad les apetece seguir durmiendo con sus enemigos?
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