entrevista a manuel cabezas, exalcalde de orense
«Jesús Vázquez es el candidato ideal, yo nunca me postulé para regresar a la política»
Vuelve la vista a sus doce años como regidor y analiza su legado, los cambios vividos desde entonces y la situación convulsa más reciente
— ¿Cómo se ve la política desde fuera?
— Con cierto escepticismo. Todo se ha vuelto mucho más enfangado, y eso no es bueno para la política en general ni para los ciudadanos. La veo desde un enfoque pesimista, porque hay una desconfianza generalizada en la labor de los políticos, y no creo que deba ser así. Puede existir en casos concretos, pero no debería ser generalizada esa opinión y en estos momentos existe. Y eso no me satisface. Creo que la política y los políticos son absolutamente necesarios. Debe haber alguien que tome las riendas de las cosas, y que la confianza depositada tenga ese retorno. Y quizás porque ese retorno no se produce, hay un cierto desencanto.
— ¿Siente la tentación de volver?
— Sinceramente, no. La política me gusta, pero para mí estar en política no despertó instinto de poder alguno. Pesaba el sentido del deber y la claridad en los objetivos del proyecto, en mi caso era mi ciudad. Eso nunca lo puse en juego por un instinto de poder. Ni lo tuve, ni lo tengo. La vuelta a ese campo de trabajo no la contemplo en este momento.
— Han pasado casi diez años. ¿En qué ha cambiado Orense desde entonces?
— Creo que en pocas cosas. No ha cambiado mucho. Las actuaciones que en su día se hicieron están ahí presentes, y el ciudadano ha dejado de sentir ese cambio. Por eso digo que percibo lo que percibo. No quiero ser un observador crítico después de haber sido alcalde, pero escucho a la gente. Y te comentan cosas, personas de todos los colores políticos. Escucho que la ciudad se ha quedado un poco parada en el progreso que se hizo en aquellos años. Habrá habido cosas que están ahí, porque ha gobernado otro partido ocho años, pero el sentimiento general que escucho es que las cosas se han quedado en stand-by.
— Mucha gente se hizo preguntas con aquella foto junto a Baltar...
— Entiendo que aquella foto pudiera impactar. Pero cuando se hizo, cuando me reuní con Baltar, el candidato estaba ya decidido desde hacía meses. Siempre fue Jesús Vázquez, nunca Manuel Cabezas. Yo nunca me postulé. Soy una persona que sigo en el partido y que hable con el presidente provincial entra dentro de lo razonable y lo aconsejable. Es una reunión que surgió de una conversación entre los dos, comimos, charlamos y nos hicieron la foto. No tiene más trascendencia.
— ¿Qué se siente cuando uno es recordado con aprecio por sus vecinos?
— Cuando estaba ese rumor en la calle de si yo sería o no candidato, encontré palabras de reconocimiento por lo que hicimos. Y no sólo yo, sino todo el equipo de personas que me ayudaron. Cuando oyes eso, cuando te sientes querido y apreciado, emociona. Tuve un proyecto de doce años de mi vida que fue mejorar mi ciudad, y que la gente lo valore es una gran satisfacción.
— ¿En qué cambió Orense con Manuel Cabezas?
— Quizás cambió en que quienes vivían en Orense y aquellos que iban y venían apreciaban un cambio sustantivo en la ciudad en aquellos doce años, con proyectos y actuaciones estratégicas. Fuimos capaces de que una gran mayoría de ciudadanos se encontraban más a gusto en y con su ciudad. Generamos una gran ilusión, una gran mayoría con concepto e idea de ciudad, en materia de naturaleza y salud, de disfrute de los entornos, iconos urbanos, una humanización de áreas, aspectos de carácter cultural... Fuimos un equipo y tenemos el sentimiento del deber cumplido. Uno de los lemas que utilizaba es que Orense era un proyecto de todos. Y así era. Pusimos a Orense en el mapa de las ciudades modernas.
— Nunca se entendió bien la marcha de Cabezas en 2006.
— Había dicho que ocho años eran suficientes, luego me aventuré a un tercer mandato y no quería repetir. Es una opinión personal: hay que poner límite en el tiempo a los cargos políticos. Si no, se puede perder la ilusión o agotarte físicamente. Hace falta mucha energía para generar proyectos estratégicos. En aquel momento estaba un poco cansado, había tenido algún problema físico, y tomé una decisión que estaba meditada desde el inicio del último mandato. Me fui un poco antes para poder dejar a un compañero de mi equipo en la posición de alcalde para ganar unas elecciones. Desgraciadamente no fue así.
— ¿Volvería a tomar la misma decisión?
— Posiblemente sí la de irme, pero no cuatro o cinco o meses antes. Quizás me hubiera gustado entregarle el bastón al ayuntamiento al siguiente alcalde. Esa sería la única parte que no repetiría, pero sí la de irme.
— ¿Qué supondrá el AVE para Orense?
— Lo veo como un hito importantísimo. El AVE ha beneficiado a muchas ciudades en España. En Orense puede haber no sé si un antes o un después, pero sí un punto de inflexión muy importante.
— ¿Cuáles son los desafíos que tiene la ciudad por delante?
— Me hubiese gustado, y lo intenté en su día pero no pude por estrategias políticas de otros grupos, que el plan termal —que es el mismo que dejamos nosotros— desarrollara un gran hotel balneario en Orense. Creo que la iniciativa privada es la que debe abordar este tipo de proyectos. Proyectos emblemáticos como este encajan en recursos endógenos de la ciudad, aportarían valor añadido, y deben abordarse con libertad de ideas y una tremenda energía. No es tarde, es un proyecto importantísimo a revitalizar. Y después, en Orense siempre dije que tenemos un extraordinario casco histórico y unos fabulosos ríos que acompañan a la ciudad por varios kilómetros, y tiene un potencial tremendo. Los pusimos en valor y hay que seguir trabajando en ello. Quizás ahora no toquen proyectos estrella. Por eso hay que facilitar la inversión privada, hoy más que nunca.
— Ante la atomización de partidos que prevén las encuestas, ¿teme que Orense acabe siendo ingobernable?
— Durante estos últimos años hemos visto una ciudad que desde el punto de vista institucional ha estado más sumida en problemas políticos, debates sin sentido, iniciativas que no iban a ninguna parte. Y hablo en general, no de ningún partido concreto. No se puede perder el tiempo enfangados en discusiones estériles, y eso ha estado presente durante demasiado tiempo. Me gustaría que no fuera así. Quisiera que la ciudad siguiera progresando. Eso nace de un sentimiento político de representar más a una ciudad que a un partido concreto. A veces hay que despojarse de esa necesidad de ganar unas elecciones, del instinto de poder, y ser algo más ambiciosos. Dialogando es posible entenderse. Y si en la base de ese diálogo está el interés general, debería ser fácil ponerse de acuerdo.
— ¿Es Jesús Vázquez un buen candidato para la ciudad?
— Creo que lo es, efectivamente. Ha demostrado con su trabajo, tanto antes de entrar en política como durante, que es una persona que llega a la gente y puede formar un equipo de trabajo que genere confianza. Es un candidato ideal y está haciendo un gran trabajo en esta precampaña, tratando de escuchar a los problemas de la gente, de las asociaciones, vislumbrando ese proyecto de futuro que necesita Orense.
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