EL GARABATO DEL TORREÓN
La chorrada entra en campaña
Es de ingenuos creer que la declaración de persona non grata no tiene efectos políticos distintos que el de una rabieta infantil
Los señores López Orozco y Gómez Besteiro, que no parecen tontos al rape, ya deberían saberlo: hay que ser un poco ingenuos para creer que una declaración de persona non grata tiene efectos políticos distintos que el de una rabieta infantil; hay que ser bastante cínicos para ponerse a la cabeza de cualquier manifestación que garantice titulares en los periódicos; y hay que ser muy indecentes, pero muy indecentes, para hacer campaña electoral a cargo de las enfermedades del prójimo.
El acuerdo, por parte del Concello y de la Diputación de Lugo, de declarar a la conselleira de Sanidade como persona non grata no tiene en la práctica efecto alguno, salvo el que pueda derivarse de alguna anécdota protocolaria. La idiotez cuenta, eso sí, con algún precedente no demasiado lejano: un alcalde de Meira hizo lo propio con el primer gobernador socialista de la democracia; y también, como ahora, porque no había accedido de inmediato a acceder a una petición para la que no había ni informe técnico, ni propuesta formal, ni presupuesto. Naturalmente,el mandatario gubernativo acogió la reprobación con una benevolente sonrisa y como quien oye llover.
Lo de persona non grata, al igual que los títulos establecidos en la libretilla de honores y distinciones, es uno de los más regocijantes recuelos del franquismo. Y ya se sabe lo que duran esas glorias y esos dicterios: tanto como un alcalde o, todo lo más, como un Gobierno.
Y, a mayores, en el PSOE lugués tienen experiencia con ese tipo de idioteces. Recuérdese que a la señora Teresa Romero, la del ébola, quiso festejarla el señor alcalde de Becerreá (Lugo), para lo cual preparó discurso, diploma. Medalla y alboroque a mesa puesta y con gran repique de campanas publicitarias. Todo quedó en bochorno y agua de fregar. O sea, como en el estrambote del famoso soneto cervantino: «fuese y no hubo nada».