Un BNG en busca de sitio
El abandono del pleno del Parlamento el pasado miércoles no es sino el último episodio de un nacionalismo necesitado de un protagonismo que ha perdido en los últimos tiempos
Las miradas de la diputada Carme Adán a su grupo y a la presidenta del Parlamento durante el pleno del pasado miércoles, instantes antes de que fuera expulsada del hemiciclo por desacato , hablaban bien a las claras de que toda la performance estaba escrita antes de realizarse. Todo seguía el guión de un BNG que así lograba un protagonismo mediático que, desde las últimas elecciones autonómicas, le ha arrebatado el ruido constante de AGE. Una pérdida de su sitio, de su espacio político, que las encuestas desnudan con crueldad: las plataformas ciudadanas auspiciadas por las escisiones de la antaño casa común del nacionalista con la ayuda de IU se alimentan de su electorado menos ideologizado.
Su rotunda negativa a converger con los frentes amplios de la izquierda radical —con los que comparte buena parte de su discurso social— y la deriva paulatina del mensaje nacionalista hacia el soberanismo los ha arrojado a una tierra de nadie. Tras el portazo dado por los «irmandiños» de Beiras o el sector más moderado de «Compromiso por Galicia», el BNG ha quedado convertido en una suerte de marca blanca de la UPG, el rostro más áspero del nacionalismo marxista-leninista —como todavía se definen—, con extremidades repartidas en el ámbito sindical y cultural. Una percepción negativa que el Bloque intentó maquillar añadiéndose el apellido de «Asambleas Abertas» para las candidaturas municipales. La chapa y pintura no ha tenido reflejo positivo en los sondeos, por más que Xavier Vence pontifique lo contrario.
La escisión propiciada por Xosé Manuel Beiras y su alianza electoral con IU asestó un golpe al BNG que, en lugar de propiciar una apertura ideológica, los arrinconó todavía más en un extremo. El Bloque que en el pasado era socio de CiU y del PNV se hacía la foto con Esquerra y Amaiur. En las autonómicas de 2012 se desplomaron perdiendo 130.000 votos y cinco escaños. Pasaron a ser la cuarta fuerza del Parlamento, derrotados por el septuagenario líder al que consideraron amortizado políticamente. Las Europeas no fueron mucho mejor. 20.000 votos menos en unos comicios tradicionalmente abstencionistas y un eurodiputado en la pedrea que deberán compartir con el nacionalismo radical catalán y vasco. Aun así, este nuevo retroceso fue celebrado con jolgorio en la noche electoral.
Quintana, enemigo
El nuevo agente que amenaza la estabilidad del BNG es Somos Nós, la plataforma que encabeza el exportavoz nacional de la organización frentista , Anxo Quintana. En un primer momento, los mandos del Bloque la recibieron con una mal disimulada diplomacia. Ahora, tras conocerse que la marca ha sido registrada como partido político, no dudan de que es un rival para el espacio sociológico nacionalista, del que se ha nutrido al incorporar a alcaldes del BNG como el regidor monfortino Severino Rodríguez —que no aspirará a la reelección bajo las siglas del Bloque—.
La reacción al movimiento de Quintana no la ha verbalizado Xavier Vence sino Bautista Álvarez, expresidente de la UPG, a través de la revista digital «Terra e tempo», el órgano de expresión del ala más montaraz del nacionalismo. En su artículo « Sabemos quiénes sois» , Álvarez reprocha al que fuera portavoz nacional del Bloque que «se presente como salvador del nacionalismo quien dejó embarrancada la nave que pilotaba», una conducta que tacha de «provocación delictiva».
Los ataques se endurecen cuando responsabiliza a Anxo Quintana de «llenar el barco de polizones» y de liderar una plataforma llena de «intrusos oportunistas» que «cogieron el carné a cambio de un salario» durante el bipartito. «Sois los mismos que os desmarcásteis por la derecha del nacionalismo vasco y catalán llamado moderado, porque anteponéis el Estado de derecho, el de la Constitución, al derecho de las naciones», llega a afear.
La opinión de Álvarez no es ni mucho menos un verso suelto dentro del politburó de la UPG. Al contrario, traza la línea política a seguir en un escenario electoral donde los electores de Vigo, Lugo y Orense se siguen preguntando cómo el BNG instaura alcaldes socialistas que pierden las elecciones para posteriormente hacerles furibunda oposición.
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