Árboles para alimentar la memoria de Angrois
El «Jardín del Recuerdo» en Rois (La Coruña) se convierte en un homenaje permanente de los familiares de las víctimas a sus seres queridos

Las iniciativas ciudadanas se han ido sucediendo para grabar en la memoria colectiva la gratitud y el recuerdo permanente hacia las víctimas del accidente ferroviario de Angrois. Ese homenaje alcanzó ayer una dimensión más solemne y simbólica al plantar el «Jardín del Recuerdo» en el Pazo de Faramello, en Rois (La Coruña). Un total de 17 árboles, en una primera fase y con la decisión ya tomada de llegar a los 81, servirán para honrar de manera permanente y visible a los fallecidos en el fatal accidente . A través de «el árbol del amor y de un arce» se homenajeará a todas las personas que perdieron su vida el 24 de julio de 2013.
La iniciativa surgió gracias a una casualidad impulsada por el propietario del Pazo de Faramello, Gonzalo Rivero de Aguilar. El día del accidente recibió una «mala noticia» referida a su salud. Ese mismo día, junto a su médico, acudió a Angrois y prestó su ayuda en las tareas de rescate. Felizmente, Gonzalo Rivero de Aguilar, salió de un «trance difícil» y decidió contactar con la Fundación Juana de Vega para homenajear y «sentir para siempre» a las víctimas. El resultado es un pequeño jardín localizado en una finca de acceso público, junto al Camino Primitivo de Santiago, y en que los árboles simbolizan la permanencia de las víctimas en la memoria de todos.
La ceremonia, desarrollada en medio de un ambiente telúrico, comenzó con la plantación de los árboles. Previamente, las familias, venidas desde distintos lugares de España, se concentraron y se reconocieron en uno de los porches del pazo. El recuerdo de los fallecidos también estaba, y sus seres queridos hicieron un ejercicio de presente para afirmar una solidaridad fraternal surgida tras haber sido marcados por el infortunio.
Los familiares y amigos se agruparon y con sus manos prolongaron en la tierra la vida de los árboles ya crecidos. Y mientras se removía la tierra, hubo tiempo para confidencias. Asun y Jesúsperdieron a su hija Laura, de 21 años, y a su novio Jesús. Pasado el tiempo, los padres recuerdan su «historia de amor romántica y cuidada», y agradecen el gesto «de plantar un árbol del amor para recordarles, como antes hicieron sus compañeros en el campus de la Universidad de Lérida». Cada ejemplar llevará «una placa con sus nombres y todo florecerá».
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