Polémica por los enchufes en Vigo

Carmela Silva rehúye las explicaciones y amenaza con querellas a los críticos

Varios colectivos ciudadanos piden una comisión de investigación sobre los supuestos casos de enchufismo

Carmela Silva rehúye las explicaciones y amenaza con querellas a los críticos efe

C. pichel

El vaso de los detractores del gobierno de Vigo, pilotado por el socialista Abel Caballero y su mano derecha, Carmela Silva, acabó rebosando este lunes. Tras varios meses copando ruedas de prensa y, más recientemente, despachos de fiscales y jueces, la polémica por los supuestos enchufes en el Ayuntamiento olívico estalló de lleno en el pleno municipal. Críticos de todos los colores —de la plataforma Xuntos, la asamblea de Coia y otros colectivos sociales y vecinales— interrumpieron la sesión para reclamar explicaciones y una comisión de investigación sobre esa presunta red de enchufismo tejida en el Concello a través de familiares y personas afines a diferentes cargos del PSOE, según denunció Xuntos en su momento y anteriormente el excalcalde vigués Carlos Príncipe .

Ante tal alboroto, la propia Silva amenazó con querellas a los presentes sin dar ningún tipo de explicación, pese a que la polémica salpica directamente a una cuñada suya . De hecho, Vanesa Falque fue imputada este mismo mes, junto a otras tres personas más, por el Juzgado de Instrucción número 7 de Vigo después de admitir una denuncia de la fiscal. La causa investiga supuestas irregularidades en la contratación de personal de una empresa que gestionaba los centros cívicos de la ciudad, Imesapi. En esa concesionaria estuvo empleada la cuñada de Silva, aunque según el testimonio de una extrabajadora del centro cívico, ésta sólo trabajó dos meses de los cinco años que permaneció en nómina.

Falque estuvo ayer muy presente en el pleno. «¡Habla de los enchufes, de tu cuñada!», exigió un integrante de la plataforma Xuntos, Pedro Larrauri, aprovechando la intervención de la teniente de alcalde para presumir de la estabilidad presupuestaria de la que goza la ciudad olívica. Pese a las advertencias de Caballero reclamando silencio, las interrupciones siguieron, ya fuese para reprobar la actitud de Silva o para solicitar una comisión de investigación sobre los supuestos enchufes en el Concello y sus contratistas.

Con gritos de «da la cara», «cobarde», «tu cuñada está imputada» , «políticos decentes» o «queremos una comisión de investigación», los colectivos críticos quisieron poner contra las cuerdas al gobierno socialista vigués y, en concreto, a la mano derecha del regidor. Sin éxito. Además de no aclarar la situación de su cuñada, Silva cargó contra los detractores amenazando con recurrir a la vía judicial. «¡Van a ir todos a una querella penal!» contraatacó visiblemente molesta.

Críticas a los colectivos

Pero sus reproches no se quedaron ahí. En un claro objetivo de darle la vuelta a la moneda, la teniente de alcalde viguesa dirigió hacia los diferentes grupos críticos el dedo acusatorio de la corrupción. «La corrupción está asentada entre esos colectivos», arremetió, alegando que algunos «están detrás de ilegalidades urbanísticas» o tienen «decenas de multas de tráfico sin pagar». Para Silva, las voces críticas tan sólo merecen una apreciación: «Son unos calumniadores profesionales». A eso se limitó su contestación. Nada sobre la citación como imputada de su cuñada ni tampoco sobre las otras denuncias de enchufismo —que no merecieron la consideración por parte de la Fiscalía— que tocan a varios concejales y cargos socialistas.

Con la bronca ya instalada en el pleno, los diferentes colectivos aprovecharon para hacer públicas y visibles cada una de sus reclamaciones y quejas, como la traumática colocación del «Bernardo Alfageme» en la rotonda de Coia. Enfrente no sólo se toparon con la indiferencia de Caballero y los suyos, sino también con algunos vecinos portando la pancarta de turno en defensa del gobierno local.

Esto últimos, que exhibieron carteles con lemas de «el mejor gobierno de Vigo de la historia», instaron a los opositores a medir sus fuerzas con Caballero en las municipales de mayo. Pese al intercambio de reproches, las alabanzas al equipo socialista no lograron ocultar las voces críticas. La sesión continuó entre tensión, lo que no impidió al edil David Regades definir a Caballero como «el padre de Citroën».

Carmela Silva rehúye las explicaciones y amenaza con querellas a los críticos

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