La acusada de intoxicar a su esposo afirma haberse sentido «humillada»
La víctima aseguró que detectó «sabores extraños» en los alimentos y el agua
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El intento de asesinato de un hombre por parte de su esposa a través de un presunto envenenamiento continuado a base de fármacos ha sentado este miércoles a la sospechosa en el banquillo de los acusados. Con aspecto frágil, la mujer se enfrentó a las primeras de las dos jornadas de juicio. En ningún momento se ha reconocido como la autora de un plan para acabar con su marido. El relato construido por la presunta homicida, facilitado por el exhaustivo interrogatorio del fiscal, situó los hechos entre el 8 y el 30 de enero de 2013. Según la acusada, su marido trabajaba en la construcción y seguía «a veces» una dieta debido a que tenía el colesterol alto, así que tomaba purés de sobre y leche «pro-active». Dejó claro, y sin balbucear, que ni ella, ni sus hijos tomaban este tipo de alimentación.
Sobre el supuesto plan del crimen, pormenorizado en la instrucción de la causa, la procesada detalla: «El 7 de enero de 2013 le preparé un puré que dijo que sabía muy amargo, así que le dije que lo dejara, y lo echamos a los perros al acabar». Según la mujer, «luego comió chorizo con pan y tomó leche, pero dijo también que le sabía amarga». Los hechos se precipitaron y acabaron con el ingreso hospitalario del marido. La aparente tranquilidad del hospital no fue suficiente para garantizar la seguridad del esposo de la acusada. Ella misma le daba agua y lo alimentaba y días más tarde volvió a encontrarlo «inconsciente y sin reaccionar». Un nuevo capítulo se fragua el 10 de marzo cuando, estando la víctima en cama, tuvo convulsiones y se desmayó. Pidió ayuda a un vecino y una vez que la ambulancia estaba en casa, la esposa le contó al chófer que se había dado un golpe con el radiador.
Los capítulos recreados por el marido no difirieron de los planteamientos de la acusada. Detalló ante el tribunal sentenciador que «el puré sabía muy amargo» y se quejó de que en distintos momentos se sentía «muy mareado y aturdido». Y aunque el fiscal fue fiel a su escrito de acusación introdujo un elemento diferenciador en el interrogatorio en forma de pregunta: «¿Es cierto que él la humillaba y menospreciaba delante de sus hijas?». Ella respondió con un sí lacrimoso.
Finalmente, los facultativos comparecientes como testigos certificaron que el hombre tenía en su cuerpo tranquilizantes cuando ingresó , y el vecino que le prestó auxilio el 10 de marzo le reconoció síntomas propios de un ataque de epilepsia, no confirmado en el Hospital.
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