Hugo y Sara no pueden con Manuel y María entre los gallegos
Un informe difunde por primera vez la evolución de los nombres más comunes de los gallegos. Entre las mujeres abundan ahora los cortos, propios de la tierra y algunos en desuso recuperados. Entre los hombres, están en auge varios recogidos en la Biblia
Cada vez menos hombres se llaman Manuel en Galicia y menos mujeres responden a María, pero eso no ha conseguido que sigan siendo los más habituales entre los gallegos. Así lo evidencia un estudio del Instituto Galego de Estadística (IGE) que por primera vez permite conocer la evolución de los nombres en la Comunidad desde antes de los años 30 del siglo pasado.
En ambos casos los cambios son muy significativos, aunque con tendencias diferentes. Sí coinciden en que los nombres compuestos tan habituales en décadas pasadas han pasado a la historia desde los 80. Ahora, abundan los antropónimos breves.
Entre las mujeres destaca el auge de Sara, que desde que comenzara a emplearse en los 90 se ha colocado en primera posición desde 2010 . Al alza están también Noa, Daniela, Carla o Sofía, mientras que Paula o Laura consigue mantenerse. Llama la atención que las «danielas» ocupen hoy el tercer puesto del ránking mientras que nunca antes habían aparecido en los 20 primeros. Nerea y Alba pierden posiciones.
Cobran fuerza nombres gallegos como Antía, Uxía o Sabela y otros como Claudia, Martina o Aroa también viven sus mejores momentos. Sin embargo, las modas pasajeras de los ochenta que llenaron Galicia de «patricias» o «cristinas» han perdido fuelle. De las «mónicas», líderes en los 70, nadie se ha vuelto a acordar. En cambio regresan las «cármenes», tras un bache en los 80 y 90.
De 0 a 100 entre los nombres
Los hombres también tiene sus particularidades en esta curiosa evolución. Adiós a los «antonios», «jesús», «franciscos», «ramones», «luises», «javieres»... La renovación es tan grande que aparecen algunos que apenas se empleaban en la década pasada como Hugo o Mateo, que ahora está en segunda posición pero que nunca antes había aparecido entre los 20 primeros.
Consiguen mantenerse los «pablos» y «danieles», mientras se registra un ascenso de nombres tan tradicionales como Martín, Nicolás, Lucas o Gabriel, que nunca abundaron entre los gallegos y hoy se cuelan en las primeras posiciones. Al igual que Iker y Anxo.
Miguel y Marcos logran sobrevivir a esta evolución, junto a Manuel, el único constante. Van en retirada los «alejandros», «diegos», «david» o «adrianes». La moda de los «rubenes» o «albertos» de los 80 y 90 también parece que ha remitido.