La defensa de Castiñeiras recupera pruebas que exculpan a su familia
El hijo del electricista gritó a su padre: «Yo no sé lo que estás escondiendo, ni lo quiero saber»

La recta final del juicio por el robo del «Códice Calixtino» no está siendo un camino de rosas para el principal imputado en el mediático caso. Después de reproducir en sala un total de 45 vídeos en los que se ve a Manuel Castiñeiras saqueando dinero de la caja fuerte de la Catedral, la defensa del acusado solicitó este miércoles que se escuchasen en sala algunas de las grabaciones obtenidas de la sonorización de su vivienda de Milladoiro. Se trata de unas pruebas que fueron invalidadas por el tribunal a petición de la abogada del ladrón confeso, que ayer cambió de opinión para —presumiblemente— exculpar a la esposa y al hijo del electricista, que se enfrentan a año y medio de prisión.
Estas sonorizaciones dejan al descubierto una fuerte disputa familiar en la que el hijo de Castiñeiras grita a su padre que «yo no sé lo que estás escondiendo, te juro por mi vida y por los abuelos [...] que no sé lo que escondes, ni lo quiero saber». El conflicto se origina a raíz de una acusación que Castiñeiras lanza contra su esposa y su hijo, a quienes llega a vociferar un rotundo «mis cosas no se tocan». En medio de la disputa, Remedios Nieto trata de calmar los ánimos, a lo que el hijo de la pareja responde lamentando que «desde que soy pequeño y tengo memoria siempre estás con que si se mueve la cortina o no se mueve la cortina», en alusión a la tela que dividía la sala de costura de Remedios del habitáculo en el que su padre acumulaba documentación ajena y grandes cantidades de dinero .
Durante la reproducción de estas grabaciones, Castiñeiras mantuvo la misma actitud impávida que ha venido mostrando a lo largo de todo el proceso, pero su mujer —que hasta ese momento había mantenido la serenidad— rompió a llorar.
Más robos en Año Santo
Antes de este trance, los tres imputados visionaron desde el banquillo cerca de tres horas de imágenes captadas por la cámara de seguridad del despacho del administrador. Los cortes, seleccionados por el equipo de investigación de la Policía, dejan constancia de la parsimonia y lentitud con la que el ladrón confeso actuaba. Tanto es así que el electricista llega a permanecer en esta estancia privada más de diez minutos, con la puerta abierta y fajos de billetes sobre la mesa, escudriñando cajones y estanterías. En los primeros vídeos, del año 2010, el imputado mira en repetidas ocasiones las paredes y el techo para cerciorarse, supuestamente, de que no había cámaras. A lo largo de ese Año Xacobeo, Castiñeiras accedió a la caja fuerte en más de una decena de ocasiones entre junio y diciembre. Las últimas grabaciones que se conservan de sus tejemanejes en este despacho datan del verano del 2012, unas semanas antes de que fuese detenido por la sustracción del «Códice».
El visionado de las pruebas documentales precedió a la última jornada de un juicio que hoy quedará visto para sentencia, tras la presentación de las conclusiones finales de las partes. El exelectricista de la Catedral se enfrenta a una petición de pena de entre 15 y 31 años de cárcel por un total de cuatro delitos.
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