rOBO CÓDICE CALIXTINO
La abogada del ladrón confeso afirma que las pruebas del juicio son «un corta y pega»
Carmen Ventoso sostiene que el procedimiento es nulo y que el Cabildo no echó en falta el dinero
![La abogada del ladrón confeso afirma que las pruebas del juicio son «un corta y pega»](https://s2.abcstatics.com/Media/201502/02/juicio-codice-ultima-semana--644x362.jpg)
La octava jornada de juicio por el caso del Códice Calixtino se ha convertido en una prolongación del intento de la defensa del ladrón confeso de justificar la legalidad de los ingresos millonarios de Manuel Fernández Castiñeiras. Y es que la letrada, Carmen Ventoso, no abandona su línea de defensa , y junto a la petición constante de nulidad del proceso, ha llamado a una serie de testigos para acreditar el trabajo casi ininterrumpido como costurera de Remedios, la esposa del «ladrón confeso».
Antes de escenificar su plan, la abogada Ventoso, ha respondido a las preguntas de los medios. Según señaló el proceso «es un manual de todo lo que no se debe hacer». Abundando en la explicación aseguró que la recogida de pruebas responde «a un corta y pega para reclamar el dinero que el Cabildo de la Catedral nunca echó en falta ». Para la abogada la consecuencia directa es que «la prueba está manipulada y es nula» y ha hecho notar «extraño acontecimiento» como la presencia del fiscal en el registro del domicilio.
Las conclusiones de la letrada sobre la «perversión del proceso» derivan de «la invasión del domicilio» y de la ilegalidad de lo escuchado que propició la detención de los acusados. En realidad, según Ventoso, «estamos ante un jardín botánico envenenado». Finalmente, y antes de entrar en la sala, ha advertido que «el juicio es un manual de lo que no se debe hacer».
Las cortinas de la sala de costura
Las cinco testigos llamados por la defensa cumplieron con su función. Todas eran clientes de la costurera Remedios. La escena resultó un tanto cómica. Las comparecientes describieron la habitación en la que trabajaba Remedios y todas describieron la cortina opaca que impedía una visión completa de la estancia. Todas reconocieron que abonaban una cantidad por los trabajos realizados y todas pusieron de relieve su capacidad de trabajo. Lo más sorprendente fue el testimonio de una clienta desde los años 90. Según dijo vive enfrente de los acusados y «siempre vi trabajar a Remedios, incluso por la noche»... Al final la abogada ha conseguido dejar claro que la mujer del electricista trabajaba.
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