«Empezamos a encontrar dinero y dinero y el hijo de Castiñeiras se echó a llorar»

La declaración de una de las investigadoras de la Brigada de Patrimonio que participó en las pesquisas tras la desaparición del «Códice Calixtino» ha centrado la primera parte de la ronda de declaraciones de esta mañana en los juzgados de Santiago. En su toma de testimonio, la agente ha revelado la reacción que el hijo del ladrón confeso tuvo cuando durante el registro en el domicilio de sus padres «empezamos a encontrar dinero y dinero». «Jesús (por el hijo del electricista) se echó a llorar», ha manifestado la testigo a preguntas de la Fiscalía. La policía también ha aclarado que Manuel Castiñeiras «fue sospechoso desde el primer momento», cuando el deán de la Catedral les hizo llegar una lista con las personas que tenían, o habían tenido, acceso al archivo. A preguntas de los investigadores en julio de 2011, el principal acusado por el robo llegó a referir el problema que tenía con la Catedral e incluso habló a los agentes «de un facsímil que le han regalado». «Nos dice que el deán le regaló un facsímil. Nos sorprendió, le preguntamos al deán y él nos dijo que no», aclara la miembro de la Brigada que investigó el robo.

La agente, que también participó en los registros de las viviendas de los acusados -Castiñeiras se enfrenta a una petición de pena de entre 15 y 3 años y su esposa e hijo a año y medio de cárcel-, confirmó que el dinero estaba en el dormitorio principal «detrás de una cortina marrón tupida». «Él tenía una especie de escritorio, con muchas cajas, una papelera que rebosaba de papeles. No había dinero a la vista. Cuando empezamos a abrir cajas y bolsas encontramos el dinero, que no estaba bajo llave. La documentación de la Catedral estaba en carpeta. Ibas abriendo y te encuentrabas documentación de todo tipo de asuntos de la Catedral, cartas, proyectos... no sé qué hacía con ello», ha afirmado ante la sala encargada de juzgar el mediático caso.