Entre la furia de las olas y los piratas
Familias rotas por los naufragios o por los secuestros son el rostro de la odisea en el mar
El mar, tan hermoso como mortal. A lo largo de los últimos veinte años , los marineros gallegos han perdido la vida en su medio de trabajo, al lado de casa o en aguas lejanas. Fuertes temporales, maniobras mal calculadas o, simplemente, un golpe de mala suerte han sido suficientes como para elaborar una amplia lista de naufragios con, en muchos casos, víctimas mortales. El escritor Rafael Lema Mouzo se ha encargado de recopilar los ocurridos frente al litoral de la Comunidad, con especial mención a la Costa da Morte, una de las zonas más castigadas por los envites del mar y «zona cero» de las mayores catástrofes, como el caso del «Prestige».
Atendiendo a su estudio, más de medio centenar de embarcaciones, tanto de bandera española como extranjera, naufragaron a los pies de la costa gallega en los últimos veinte años. De entre ellos, en más de una veintena hubo víctimas mortales. El siniestro del «Buraz», en el año 2000, se cobró la vida de cuatro marineros. Cinco murieron cuando el «Panchito» atravesaba Muxía en 2002, pero una de las desgracias de mayor calibre ocurrió dos años después. «O Bahía» se iba a pique, y con él diez tripulantes, en junio de 2004 frente a las islas Sisargas. Desde entonces, ningún naufragio causó tantas víctimas.
Dos fallecidos en el «Porteiro Taboada» en 2008 y otros dos en el «Nuevo Luz» en 2011 cuentan la historia más reciente. Y tras un año —el 2013— sin grandes sobresaltos en el mar, este 2014 no dio tregua a los marineros. La situación no deja de ser, cuanto menos, contradictoria. Porque pese a contar con embarcaciones más modernas y, por tanto, más seguras, en estos últimos meses se han registrado hasta 23 víctimas al naufragar pecios con vínculos gallegos, ya fuese por su armador, tripulación o lugar del accidente.
El «Santa Ana» abrió una estadística para el olvido. Ocho muertos que pronto se convertirían en cinco más al naufragar el «Mar de Marín» cerca del puerto de Vigo. Ese mismo mes de abril, la tragedia saltaba a bordo del «Mar Nosso». Otros cinco fallecidos, dos de ellos todavía sin localizar. El verano calmó las aguas, pero la llegada del otoño volvió a incrementar la estadística. A finales de noviembre, «O Safrán» se hundía en aguas francesas. Cuatro rescatados y dos desaparecidos fue su balance, al que recientemente se sumó el del «Paquito Nº Dos» , con tres muertos. En total, 23 familias rotas, como en su día lo estuvieron, durante días, las de los marineros secuestrados por piratas somalíes en el Océano Índico.
47 días en vilo
El «Alakrana» fue abordado fuera de la zona protegida el 2 de octubre de 2009 y su tripulación —ocho de ellos gallegos— no fue liberada hasta el 17 del mes siguiente al cobrar los piratas un rescate de más de dos millones de euros. Las negociaciones para traer con vida a los marineros fueron de todo menos fáciles y estuvieron a punto de fracasar tras detener, aún con ellos en cautiverio, a dos piratas que habían participado en el secuestro.
Fueron ellos precisamente los finalmente juzgados al cabo de dos años. La condena se conoció en mayo de 2011: 439 años de cárcel para cada uno de ellos por 36 delitos de detención ilegal, uno por cada pescador del «Alakrana». Mucho antes recuperaron su vida en el mar algunos de los gallegos secuestrados. Apenas cuatro meses después, estaban de nuevo a bordo de un barco. Eso sí, resguardados por nuevas medidas. La ley fue modificada para permitir armas a los vigilantes de seguridad.
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