Opinión de Juan soto

Los ojos por el rabo

Hay mucha gente que condiciona su futuro a la suerte del pajarito. En tal congregación profesa, por lo visto, el señor Besteiro

Juan soto

Por sobradamente sabido es innecesario traer aquí el recordatorio de que la proximidad de cualquier campaña electoral produce excitaciones que empujan hacia posiciones al borde de la irracionalidad. Máxime, añadimos nosotros, si el afectado por el impacto de la inmediación es alguien como el actual secretario general del PSOE, cuyo liderazgo da la impresión de caracterizarse por una mezcla de despiste e ingenuidad a partes iguales. Transportado quizá por la euforia de las espumeantes olas decembrinas del Orzán, el líder Sánchez rubricó su reciente visita a la ciudad de A Coruña con un pronóstico de tanta solidez demoscópica como las predicciones meteorológicas de don Mariano del Castillo en el Calendario Zaragozano. Y así, sin que se le moviese ni siquiera un poco el músculo risorio, anunció a los cofrades que el próximo presidente de la Xunta va a ser su homólogo en demarcación gallega, Xosé Ramón Gómez Besteiro.

El ejercicio de la videncia, como el tarotismo y la lectura del porvenir en los posos del café, no eran, hasta ahora, prácticas de orden político, salvo opinión en contrario de Rappel, Aramis Fuster y otros especialistas en el género. Hay mucha gente, sin embargo, que condiciona su futuro a la suerte del pajarito. En tal congregación profesa, por lo visto, el señor Besteiro, de quien los periódicos han dado estos días la noticia (ni refutada ni matizada) de su decisión de renunciar a ser candidato a renovar su cargo de presidente de la Diputación de Lugo para dedicarse, corpore et anima, a la preparación de lo que el vidente Sánchez ha detectado como destino ineluctable: la presidencia de la Xunta de Galicia.

No es ahora el momento de traer aquí la multitud de ejemplos que aleccionan sobre la vigencia de aquel viejo refrán que afirma que vale más pájaro en mano que ciento volando. En Galicia, tenemos una máxima equivalente: la que previene sobre el error que supone «cambia-los ollos polo rabo». Es lástima que muchos políticos sean tan despectivos con la sabiduría popular y con la paremiología de nuestros mayores. Allá ellos.

Los ojos por el rabo

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