El autor confeso del robo del Códice llega a los juzgados cabizbajo y sin hacer declaraciones

El ladrón confeso del robo del Códice Calixtino, Manuel Fernández Castiñeiras, ha llegado entorno a las 9.15 de esta mañana a los juzgados de la capital gallega, donde hoy arranca uno de los juicios más esperados de los últimos tiempos . Acusado de cuatro delitos que suman una petición por parte de la fiscalía de 15 años de cárcel, Castiñeiras se sienta este lunes en el banquillo por primera vez y después de que el pasado jueves un episodio de ansiedad obligase a la cancelación del juicio por la sustracción de correspondencia a sus vecinos de bloque.

Junto a él estarán su esposa y su hijo, que se enfrentan a un año y medio de cárcel por un delito de blanqueo de capitales. Con rostro serio y cabizbajo, el exelectricista de la Catedral ha llegado a los juzgados acompañado de su abogada, que durante esta primera sesión (el juicio se dilatará durante 21) tratará de demostrar la invalidez de las pruebas de cargo contra su defendido aferrándose a que los pinchazos telefónicos y los registros en su domicilio vulneraron, en su opinión, los derechos fundamentales del acusado. Las características del mediático proceso, con 60 testigos, propiciaron que el juicio se celebre en un salón de bodas habilitado a tal efecto.

Durante el planteamiento de cuestiones previas, la abogada defensora de Castiñeiras ha cargado duramente contra las actuaciones del juez instructor del caso, el magistrado Vázquez Taín, sobre el que ha denunciado que «no tuvo respeto por el derecho a la defensa y llegó a faltar a la verdad por escrito».

A propósito de tales hechos, la letrada ha sostenido que «los acusados no han tenido un juez imparcial, que además se ha dedicado a sentarse en los platós para promocionar su libro en el mejor de los momentos». Con el foco puesto en la instrucción judicial, Carmen Ventoso ha llegado a calificar la investigación de «Guantánamo policial».

En los primeros compases de la vista, la defensora ha exigido la nulidad de la declaración de Castiñeiras ante el juez esgrimiendo el trato recibido. La abogada ha calificado sus preguntas durante el interrogatorio de «capciosas y sugestivas» y lo acusa de presionar al electricista, dándole un trato despectivo y acusándolo de «pecador». En este sentido, la Fiscalía cree que el proceso se ha desarrollado con arreglo al Derecho y no ve motivos para discutir na nulidad.

Finalizada la sesión hacia el mediodía, Castiñeiras ha abandonado el juzgado igual que había llegado, sin querer realizar declaraciones a los medios de comunicación allí presentes.