Así se vive en Pontevedra, referente para Europa
El premio ONU-Habitat destaca su modelo de ciudad en materia de innovación, inclusión social y calidad urbana, «transferible» al resto del continente
Invertir la tendencia decadente y desintegradora de la dinámica urbana de Pontevedra, fomentando la movilidad no contaminante y saludable (peatonalización de las calles), recuperando los espacios públicos para el disfrute de los vecinos (una ciudad inclusiva, integradora, en la que se mitigasen o se eliminasen las barreras de clase social) y reduciendo drásticamente la contaminación aérea, sonora y de las aguas; frente a otras urbes que escogieron el camino de la gran obra, del gran evento, para enhebrar su futuro.
Este diseño, que se resume en pocas líneas, pero que ha llevado catorce años, le ha valido a la capital de las Rías Baixas, Pontevedra, su reconocimiento como modelo de ciudad en Europa . Tanto por el Comité Hábitat español, que apoyó su candidatura a la décima edición del Premio Internacional de Dubai, como por Naciones Unidas, que con el ONU-Hábitat distingue al del Lérez (entre los 406 proyectos seleccionados de 95 países de todo el mundo) por sus buenas prácticas en materia de movilidad y accesibilidad.
A la cabeza de lanza de los modelos urbanos de todo el mundo, Roma, Bruselas, Madrid, París o Londres ya tienen un espejo en el que mirarse. La ciudad ha sufrido una auténtica catarsis en los últimos años. Precisamente este cambio de imagen era el principal aval de su candidatura. Un proyecto de ciudad basado «en las personas» que ha logrado posicionarse en el mapa internacional como uno de los destinos de referencia en Galicia, y que la ONU se fijara en Pontevedra para distinguirla con uno de los máximos reconocimientos que existen en este ámbito.
El mérito lo atribuye el alcalde Miguel Anxo Fernández Lores a «un trabajo de todos»; vecinos, empresarios, comerciantes, técnicos y responsables políticos. «¡Nos han dado el premio, pero es que además es verdad!», exclama orgulloso en su conversación con ABC. «Los datos son contundentes. No hay color entre el antes y el después», señala, para afirmar que «hoy Pontevedra es una ciudad, habitable, segura, inclusiva y limpia».
Se apostó por peatonalizar para reducir en un 90% los tráficos innecesarios en el centro
Se refiere el regidor municipal, a la reducción en un 90% de los tráficos innecesarios en el centro. Una medida que muchos creían que le iba a traer más disgustos que alegrías, y que hoy por hoy aplauden los vecinos. De ello da fe Juan Loureiro Crespo, presidente de la Federación Asociaciones de Vecinos Castelao: «Hoy hay más gente que nunca en los comercios, pese a la crisis. Es una ciudad con vida en la calle», apunta. «Los comerciantes, que en un principio se mostraron reacios a los cambios, por miedo a que la peatonalización de las calles tuviera un efecto negativo en sus negocios, están encantados», añade.
Implicación de todas las administraciones
Junto a otras asociaciones como Cogami (Confederación Gallega de Minusválidos), la ONCE o Meniños, apoyaron la candidatura, porque, en palabras de Loureiro, «entendimos que el modelo para la zona urbana es muy destacable».
Así también lo entendieron otras administraciones públicas como la Diputación de Pontevedra, que figura entre sus colaboradores. Y no solo éste, ya que hoy Pontevedra es la ciudad más cómoda de Europa gracias no solo a los recursos propios, sino a las aportaciones de los fondos europeos, del Estado y la Xunta.
En este sentido, el portavoz del PP en Pontevedra, Jacobo Moreira, quiso recordar la aportación a esta distinción del predecesor de Lores. Juan Luis Pedrosa (95-99) fue quien consiguió el dinero del Plan Urban, con el que se realizaron muchas de las obras en el centro histórico pontevedrés. En 1998, un año antes de que las municipales diera el bastón de mando los nacionalistas, se aprobaba el Urban II.
Desplazamientos a pie o en bicicleta
Se trata de una ciudad que se ha propuesto escribir la historia al revés. Así, mientras que la tendencia es «expulsar a la gente hacia el extrarradio, a urbanizaciones donde la calidad de vida mejora, en Pontevedra el centro urbano creció un 30 por ciento en población», apunta como dato significativo Lores.
Con una velocidad máxima establecida en 30 kilómetros/hora, más de las dos terceras partes de los desplazamientos se realizan a pie o en bicicleta ; han desaparecido las barreras físicas para sillas de ruedas y carros infantiles; los residuos líquidos que se devolvían a la naturaleza sin depurar se han eliminado en un 70% y se han rebajado en media tonelada anual las emisiones de CO2; los niños y niñas acuden al colegio caminando en su gran mayoría; y la vida en las calles es muy intensa para todos los ciudadanos.
«Los comercios siempre están llenos», apunta un representante del sector
Sobre este extremo hace especial hincapié José María Corujo, presidente de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa de Pontevedra (Aempe), quien hace un balance muy positivo de esta última distinción, que no la única otorgada a la ciudad, pese a ser la de mayor prestigio internacional.
«Es una ciudad muy volcada en la calle, a diferencia de otras urbes donde no se respira el mismo ambiente. A poco que salga el sol, los paseos se llenan de gente. En los últimos años s e han multiplicado las terrazas y los comercios siempre están llenos», apunta el empresario. Y, «un buen carnet de identidad» significa para Corujo el premio ONU-Hábitat, puesto que convierte a Pontevedra «en ciudad de referencia y polo de atracción turística».
Asignaturas pendientes
Pese a los avances obvios, aún queda mucho por hacer, a juicio de quien quiere convertir a la del Lérez en una «ciudad alternativa». «Un referente en calidad de vida, dinamismo y cohesión social», en palabras del alcalde, cuyo objetivo ahora se marca en extender el laureado modelo a sus 15 parroquias.
«En el casco histórico aún tenemos alguna calle de tierra, y en el rural hay que actuar con celeridad. Seguimos siendo la única ciudad de Galicia sin carretera de circunvalación», señala el alcalde. «¡Asignaturas pendientes!», exclama, «muchas, muchísimas, y en todos los ámbitos». Porque «siempre quedan cosas por hacer. En una ciudad no se acaba nunca».
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