Cruz Morcillo: «Si Asunta hubiese pertenecido a otro entorno, ¿se habría actuado igual?»
La periodista de ABC es autora del libro «El Crimen de Asunta»
El 22 de septiembre de 2013, el hallazgo del cadáver de una niña asiática en una cuneta de Teo , una localidad próxima a Santiago de Compostela, sacudió a la opinión pública. Casi al mismo tiempo, a seiscientos kilómetros, la periodista Cruz Morcillo empezaba a levantar teléfonos. «Estaba en la cocina de mi casa y llamé a una compañera de Galicia para saber algo más sobre esos padres. El caso me cautivó desde el primer momento», comenta en una charla con ABC la autora del libro «El crimen de Asunta» (La esfera de los libros). Un exhaustivo relato cronológico trufado de datos inéditos que arroja luz sobre uno de los sucesos claves de la crónica negra española.
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La detención de los padres de Asunta —«una niña especial como hay pocas», en palabras de Morcillo, redactora de este diario— precipitó la investigación de un crimen que, a día de hoy, carece de móvil definido. «Yo he sido honesta. Si el juez, cinco agentes y un fiscal no han sido capaces de encontrar el porqué, yo tampoco», confiesa la autora de la primera novela dedicada a la muerte de la menor, previa advertencia a navegantes. «No tenemos pruebas definitivas y lo que no se prueba, en Justicia, no existe. Pero al leer el libro se puede percibir que los motivos de uno y otro no pudieron ser los mismos», desliza aclarando que la culpabilidad o inocencia de los progenitores de Asunta, acusados de asesinato, se dirimirá en el juicio que arrancará a principios del próximo año.
«Puede haber sorpresas»
Centrado en las pesquisas policiales que a lo largo de un año fueron abriendo camino en medio de un mar de confusión y ruido mediático, el libro que Morcillo firma incluye un anexo documental con el auto de apertura de juicio decretado por el juez instructor. Este documento pone punto y final a la investigación que la autora disecciona y marca el inicio de uno de los procesos judiciales más esperados de los últimos años. Consultada sobre las sorpresas que el juicio podrá deparar, la periodista jienense se muestra cauta, pero no esconde que «hay por ahí abiertas un par de cosas que podrían aclarar lo ocurrido».
Con esta idea planeando, Morcillo traza un perfil de los padres de la fallecida, Rosario Porto y Alfonso Basterra, basado en sus declaraciones ante el juez y en las comunicaciones entre uno y otro. «Basterra testificó una vez, Rosario dos, la primera de ellas durante cuatro horas y yo me he agarrado mucho a ese relato», introduce. En su libro, Morcillo evita poner etiquetas a los dos acusados (que se enfrentan a una petición de 18 años de cárcel) y deja esta valoración en manos del lector. Ella, explica, se limita a dar las herramientas para construir la personalidad de los imputados por la muerte de una pequeña de 13 años que robó a la autora muchas horas de sueño. Sobre la deriva de la investigación, que viró en varias ocasiones, Morcillo resume: «Hay un momento de la instrucción en el que se dice que la artífice de todo fue ella [por Rosario Porto], hasta que esa imagen empieza a cambiar», sostiene.
Desapego en torno a Asunta
Una de las peculiaridades del caso que más atrajo a esta periodista especializada en la crónica de sucesos fue la reacción del entorno de la menor tras el inesperado fallecimiento. «No hubo un duelo aparente ni una reivindicación de la desaparición de Asunta. Si la asociación Clara Campoamor no se hubiera personado, no habría ni siquiera una acusación particular», lamenta Morcillo. Sin una reacción por parte de la familia de la menor —«aquí nadie ha sido capaz de entrevistar a la madrina de la niña o a la cuidadora», incide la escritora—, todo apunta a un «cierto desapego» que la reportera no esquiva. Tanto es así que una de las razones que movieron a la autora a escribir el libro fue «una deuda emocional con Asunta que no sabría explicar». «He tenido la oportunidad de verla en muchos vídeos y es una niña que no deja indiferente a nadie. Conmueve. Se sabía distinta», profundiza.
La escritora tampoco evita tocar otra tema espinoso como es el papel que jugó el entorno de la menor en los meses previos a su muerte. Las alertas (Asunta narró a una amiga el supuesto robo en su casa, asistió a clase bajo el efecto de los fármacos y puso en duda la naturaleza de los «polvos blancos» que le estaban suministrando) fueron numerosas, pero atar cabos no resulta una labor sencilla. « Cuando se encontraron restos tóxicos en el pelo de la niña , el domingo siguiente del crimen, muchos móviles en Santiago empezaron a sonar. Las profesoras hablaban entre ellas y a todos les saltan las alarmas porque los episodios de julio, que habían pasado desapercibidos, cobran fuerza», señala. Al hilo de esta reflexión, Morcillo lanza una pregunta al aire: «No se puede culpabilizar a nadie porque nadie podía pensar que esto fuera a acabar así, pero yo me pregunto: ¿Si hubiera sido otro tipo de familia, otro tipo de barrio, otro tipo de vida, se habría actuado igual? » . O lo que es lo mismo: «Si la niña lanza esa llamada de auxilio viviendo en un barrio marginal y con unos padres con el foco de atención sobre ellos, ¿qué habría ocurrido?» plantea.