El pisito de Amador Mohedano

El ex marido de Rosa Benito, ese galán de chiringuito que es Amador Mohedano, ha entrado en un nuevo periodo vital tras su renacida soltería en el que disfruta de su ático como picadero al que llevar a sus conquistas. Un relatorio de amoríos propios del papel cuché con el que se llenan minutos de telebasura, en platós donde por un supuesto rédito monetario, vecinos cotillas y alcahuetes profesionales enjuician la vida privada de una persona como si de un tribunal de la moralidad se tratara.

La pregunta del PSOE sobre quién pernocta o deja de pernoctar en Monte Pío, dando pábulo a los comentarios de un imputado que ha admitido que igual está hablando desde el resentimiento, sitúa a todo un ex secretario de Estado y tres diputados —los firmantes de la iniciativa— en la piel de Jorge Javier Vázquez y sus chismosos de turno para travestir la insidia en fiscalización del gobierno.

Por mucho que Pilar Cancela intente justificar que debe conocerse si el supuesto conseguidor de la trama Zeta «desayuna, duerme y se levanta» en la residencia del presidente de la Xunta, esto carece completamente de interés. En primer lugar porque la relación de amistad no ha sido negada en ningún momento, por lo que no es necesario invadir la esfera privada para acreditarla.

Y en segundo lugar, porque la labor de fiscalización no es eso, sino probablemente ver si esa presumible proximidad impidió que la Xunta remitiera al fiscal las anomalías detectadas en los cursos de formación. La respuesta es clara: no. Ahí está el sumario judicial.

Pero el PSOE ha ido más allá, como un tertuliano cualquiera del corazón, estableciendo comparaciones que siembran la duda, que alimentan la insidia y que pretenden manchar la imagen de un representante público. Si esta es la única forma que tienen de hacer oposición, sería recomendable que dejaran el Parlamento y ficharan por Sálvame para hablar, ahí sí, de quién duerme y desayuna en el pisito de Amador Mohedano.