La Xunta lanza una ofensiva contra los productos sin etiquetar
Reforzará el control de la venta de vinos, bebidas espirituosas, quesos y mieles después de que, hace unos días, se desmantelase una trama de venta ilegal de aguardiente
La venta de los productos sin etiquetar, conocidos como «da casa», está a punto de tocar a su fin. La Xunta ha aprobado este jueves un plan de actuación en este ámbito para reforzar los controles sobre vinos, bebidas espirituosas , quesos y mieles. Una ofensiva encaminada a asegurar unas óptimas condiciones sanitarias de estos productos y que el Ejecutivo de Feijóo lanza después de que, hace escasos días, se desmantelase una trama de venta ilegal de aguardiente en Galicia procedente de Portugal.
Dicho plan, en el que están implicadas gran parte de las consellerías, pondrá en marcha campañas de información para concienciar a los consumidores y también campañas de control específico sobre los productos lácteos y el campo hostelero. Además, la Xunta pondrá a disposición sus oficinas de inspección y consumo para que las personas puedan denunciar un posible caso de venta irregular.
El objetivo principal es perseguir el fraude al por mayor y, en menor medida, los productos que se pueden vender en ferias o mercados. «Intentaremos identificar las grandes manipulaciones» pues, a la vista de lo ocurrido con la trama de aguardientes provenientes de Portugal, «estamos ante una cuestión no menor», ha indicado el presidente autonómico.
«Impuesto cero» en el campo
Alberto Núñez Feijóo ha detallado en rueda de prensa la retahíla de asuntos aprobados en el Consello. Uno de ellos destaca por encima de los demás: la Ley de mejora de la estructura agraria de Galicia, que incluye facilidades para promover las concentraciones agrarias en menos tiempo y dotándolas de mayor utilidad, así como medidas para proteger las fincas (como obligar al propietario a trabajarlas o bien cederlas al Banco de Tierras) y una serie de deducciones fiscales.
Este último ámbito es el más novedoso, pues se eliminará de facto el tributo de donaciones, sucesiones o transmisiones en fincas rústicas siempre y cuando la persona que las reciba también esté empleada en la actividad agraria. En palabras de Feijóo, se trata de implantar «el impuesto cero» en el campo.
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