La presunta autora del homicidio de Carballo pasará un test psiquiátrico
La acusada se encuentra en prisión sin fianza
La muerte violenta de una octogenaria el pasado sábado en la localidad coruñesa de Carballo se saldó, finalmente, con la detención de la presunta autora del homicidio . Se trata de una mujer de 46 años que mantenía una relación de amistad con la víctima y que, tras su arresto, será sometida a una prueba psicológica para la posterior realización de un informe médico sobre su estado mental. En prisión comunicada y sin fianza, la acusada ya fue visitada por el forense del juzgado, que la reconoció tras su paso a disposición judicial.
La mujer, vecina de la parroquia de Verdillo, está imputada por un delito de homicidio aunque no se descarta que a lo largo de la tramitación de la causa se añadan otras acusaciones como la de robo, dado que en el registro domiciliario efectuado por la Guardia Civil en su vivienda se hallaron joyas de la octogenaria fallecida.
Madre de dos hijos menores de edad, la acusada por el crimen de Carballo fue detenida el pasado lunes por la mañana. Se le imputa la agresión que acabó con la vida de la carballesa de 86 años, que apareció muerta en la puerta de entrada de su domicilio en medio de un gran charco de sangre.
Aunque quedan muchas incógnitas por despejar, la hipótesis más plausible revela que la anciana pudo ser golpeada con un objeto contundente en la cabeza. Prueba de ello sería el traumatismo que sufrió en el lado derecho de la cabeza, que también pudo ser debido a una caída fruto de un empujón o una agresión en el acceso a su casa. El estado en el que los investigadores hallaron el domicilio de la fallecida, muy revuelto y desordenado, hizo sospechar desde el primer momento que la muerte podría ser consecuencia de un robo.
El dispositivo desplegado tras el hallazgo del cuerpo se dilató durante 36 horas hasta los que los encargados del caso recabaron la información suficiente para proceder a la detención de la acusada. Durante ese tiempo, los agentes dedicaron más de ocho horas a peinar el piso de la fallecida y recoger todo tipo de huellas dactilares y pisadas. El crimen desencadenó un gran revuelo en el municipio donde, incluso, tuvo que redirigirse el tráfico en una de las vías más céntricas del pueblo, la calle Sol, en la que residía la anciana muerta.
Fue el único hijo de la octogenaria el que se topó con el cuerpo sin vida. El cadáver estaba, según el relato de fuentes cercanas al caso, ensangrentado y recostado sobre el lado derecho, boca abajo y con un fuerte golpe en la cabeza. Viuda desde hace años, la fallecida —que presentaba algunos problemas de movilidad— recibía cada día la visita de su hijo, que fue quien dio la voz de alarma al Instituto Armado.
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