AGE: Del «sorpasso» al desplome en tan solo dos años
Los nueve diputados logrados en octubre de 2012 por la coalición encabezada por Beiras son hoy siete. Los problemas internos de Anova han fagocitado su peso en un grupo ahora controlado por IU
En la tarde del 21 de octubre de 2012, aún cuando las urnas no habían hablado, los observadores de los colegios electorales ya empezaban a apuntar hacia un cambio de tendencia, todavía sin poder determinar su trascendencia, en el panorama político gallego. Era el fin del tripartidismo. Los augurios se tradujeron horas después en hechos concretos: una embrionaria coalición formada por Xosé Manuel Beiras e Izquierda Unida daba la sorpresa al captar 200.000 votos y nueve diputados. Alternativa Galega de Esquerda (AGE) arañó papeletas tradicionalmente socialistas y nacionalistas, pero sobre todo logró movilizar al electorado cabreado utilizando la verborrea de un Beiras deseoso de asestar un golpe a su antigua casa, el BNG.
El histórico dirigente nacionalista se enfundó su traje de orador griego y, junto a una Yolanda Díaz que vio ante sí la oportunidad de colocar a IU en una butaca central de la política gallega por primera vez, empezó a extender el concepto de la «Syriza gallega». De Grecia parecía que iba la cosa. Aunque también de Italia. Porque la noche de ese 21 de octubre se recordará por el «sorpasso» de AGE al BNG, que bajó a los siete escaños. Pero la foto de entonces no es la misma de hoy.
Con el tiempo, ese «sorpasso» empezó a involucionar a base de problemas internos en una de las patas de la coalición —Anova—, achacada de dilemas existenciales de juventud, y a base de bajas en el Parlamento. Dos en estos dos años, un número que la iguala ahora con los siete escaños del BNG. AGE muestra hoy en día la foto del desplome, la de una caída acelerada y provocada, en parte, por la propia urgencia con la que fue constituida la unión. Sin un programa de más de tres hojas donde agarrarse y sin nada más sólido que la imagen pública de un Beiras que, ahora, a sus 78 años, intenta estirar la reserva.
«No hay coordinación»
De él depende el futuro de AGE, de Anova y, también, de Yolanda Díaz y los suyos. Mientras los primeros se desangran y pierden cada vez más peso en el grupo parlamentario —de los cuatro diputados de 2012 tan solo conservan dos—, los segundos no hacen más que ganar representatividad interna con sus cinco escaños. De ahí que muchos, ya sea desde dentro o desde fuera, no conciban AGE como un todo, sino como dos partes funcionando por separado. «No hay trabajo coordinado», constatan fuentes de Cerna, facción que hace escasos días aglutinaba a los críticos de Anova hasta que, a raíz de la última asamblea, decidió recorrer su camino fuera del partido de Beiras.
Desde la barrera, el BNG mira los toros con la certeza de haber acertado el resultado dos años antes. «Hay una fuerza estatal que prácticamente no tenía espacio en Galicia y ahora tiene cinco diputados», recuerdan voces nacionalistas. Pero la coyuntura va más allá de la proporción numérica, pues afecta, según observan, al terreno funcional del grupo. «IU actúa como un grupo parlamentario y Anova está cada vez más diluida. Izquierda Unida está capitalizando AGE», señalan.
La visión es compartida en la propia arena del ruedo, que ahora abandona Consuelo (Chelo) Martínez . La integrante de Cerna afirma haberse hartado de esperar un cambio de papeles en AGE que pudiesen equilibrar el trabajo grupal. Se marcha porque los de Díaz «marcan la dinámica», porque hay un «bipartidismo» difícil de atajar y porque AGE «está funcionando como una coalición tradicional, con los mismos fallos», afirmó el pasado martes. Ese es el mensaje oficial que ni siquiera fuentes próximas a su entorno se atreven a ampliar.
Y es que el objetivo pasa por realizar una salida elegante, sin entrar en cuestiones personales ni agravios para no repetir el escándalo desatado tras la marcha de David Fernández Calviño a Dinamarca y la traumática entrada de Carmen Iglesias como sustituta en contra de la voluntad del grupo. Esa situación abrió la primera crisis en el seno de AGE y terminó con Iglesias en el Grupo Mixto, a donde también irá ahora Martínez pese a sus diferencias personales con la orensana.
De hecho, hoy se reunirá la Mesa del Parlamento para decidir cómo se traduce esta nueva incorporación a efectos de financiación e iniciativas. Son tres las asignaciones, a mayores del propio salario por diputado, que recibe cada grupo: una fija (esto es, igual para todos los grupos), una variable que depende del número de parlamentarios y una finalista orientada a contratación de personal. El Grupo Mixto hasta ahora unipersonal de Iglesias percibía una quinta parte de cada partida, pero la entrada de Martínez puede conllevar un aumento de presupuesto, ya sea en lo referente a la aportación fija o finalista, pues la variable aumentará irremediablemente al restarle esa asignación a AGE.
¿Interés económico o político?
Precisamente, el argumento monetario es el que aducen en Anova para tratar de explicar la marcha de Martínez. «Claro que hay un interés económico y presiones por detrás», comentan fuentes de la dirección consultadas.Por «presiones» se refieren a las maniobras de Cerna y, singularmente, de dos viejos amigos de Beiras como Mario López Rico y Luis Eyré, para dar continuidad a la escisión y constituirse en partido político. En Cerna niegan de forma tajante este extremo e insisten en razones puramente políticas.
Aunque reticentes a la hora de confirmarlo, detrás de la salida de la diputada habría una serie de desdenes continuados, de iniciativas propias que acababan siendo defendidas por otros. Para los de Beiras, sin embargo, solo hay un importante «coste social» que, esperan, caiga pronto en el olvido. Como con Carmen Iglesias.
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