Un Outono para reconocer la identidad

El festival gallego de la fotografía alcanza su 32 edición con un total de 121 exposiciones, repartidas en 36 ciudades de Galicia y Portugal y con la participación de 472 autores entre profesionales y aficionados

Un Outono para reconocer la identidad abc

MARCOS SUEIRO

La colección de fotografías más seleccionada de la península ibérica se asoma como cada año en las multiplicadas exposiciones del «Outono Fotográfico». Ya es una tradición madura que fotógrafos profesionales y aficionados se concentren alrededor de una estación del año sin más vocación que la de compartir su obra con el resto. Esta edición se reparte entre 32 ciudades gallegas y cuatro portuguesas que ceden 91 espacios expositivos para los 472 participantes repartidos en 121 exposiciones diferentes.

Las propuestas sucesivas han propiciado que la vanidad conviva con el talento y con la determinación de exportar desde Orense para el resto de la península un festival referente y singular debido al planteamiento aperturista y poco dogmático. En esta nueva edición, y coincidiendo con la convocatoria 32 del «Outono», se ha optado por organizar una convocatoria «temática». Se trata de la primera ocasión en que todos los participantes trabajaron el binomio identidad-alteridad y el resultado «es una reflexión interior trabajada y buscada de los fotógrafos», apunta el director del evento, Xosé Lois Vázquez.

Fotografía con sentido

También se suma a la decisión de la dirección la invitación a los participantes «a recuperar el sentido original de la foto». De ahí que se ensayen nuevas formas para mostrar las distintas exposiciones y que en las cábalas de los organizadores a la hora de presentar la nueva edición se planteen preguntas como «qué hace una foto de un asesinado en una guerra en una galería de arte» y se llegue a la conclusión de que «tenemos que empezar a ser moralmente escrupulosos con la puesta en escena».

Los debates abiertos en el sanedrín de la organización funcionan como vasos capilares y las interpretaciones variadas, en forma de matices, son recogidos por los fotógrafos y por el público retroalimentando la raíz popular del Festival. Y es que no hay duda, dice Xosé Lois Vázquez, de que «en cuanto piensas en algo y lo defiendes, va a haber posiciones diversas», para concluir que «la fotografía cuando la haces con sentido estás dando una visión de lo que te gusta».

El reparto de las distintas exposiciones sigue la máxima «modo itinerancia» y todas se relacionan con la identidad porque «todo tiene que ver con nuestra identidad y con las emociones que produce». De ahí que en el amplio catálogo figuren entre las destacadas la propuesta de «Rururbania Salnés» de José Romay, premio Galicia de Fotografía Contemporánea.

Su trabajo va en la línea de los grandes reportajes que posibilitan una lectura pausada en este caso sobre la relación entre paisaje y territorio. Romay sacó las fotografías al atardecer con «una luz cálida» que invitan a la crítica a saltarse los cánones y definirlas de forma coloquial como «fotos con una luz preciosa».

El otro granador del Premio Galicia de Fotografía Contemporánea, de nombre Berto Macei, ofrece «Le cirque noir». Se trata de una serie en la que el autor emplea el lenguaje cinematográfico y toma el mundo del circo como una metáfora tragicómica de la existencia. Las dos exposiciones pueden visitarse en el Museo Provincial de Lugo.

Otra referencia de las itinerancias del «Outono» es la propuesta de Marta Moreiras en la Galería Sargadelos de Santiago. La autora captura cajas de luz con paisajes nocturnos donde llama la atención el color, la puesta en escena, la búsqueda de los contrastes y donde «la identidad está presente porque lo que te rodea puede modificarla» y «es indudable que puede producir emociones», apunta el director, Xosé Lois Vázquez.

Fotoperiodismo

El fotoperiodismo también tiene un espacio. La organización trasladó hasta la ciudad portuguesa de Braga la exposición «Galicia en Foco» que cuenta en imágenes la actualidad pasada y capturada por los grandes fotoperiodistas gallegos.

Mención aparte merece la exposición cedida por Médicos del Mundo por la forma original en la que se exponen las fotos. Todas están cogidas con pinzas de ropa y colocadas en una valla de obra precisamente para romper la solemnidad y el clasicismo de las exposiciones tradicionales.

Una experiencia continuada y consolidada como el «Outono Fotográfico» permite la experimentación de nuevas fórmulas. De ahí que el extrañamiento del espectador pueda producirse al visitar, por ejemplo, el campus universitario de Orense y ver 14 fotografías flotando en su estanque conviviendo con patos en armonía.

Visualmente atractiva, e innovadora en el planteamiento, resulta la videocreación de una cascada de agua que se proyecta sobre la cornisa de un céntrico edificio de la ciudad de Las Burgas. La obra lleva por título «El reloj de Heráclito» y permite abordar desde el punto de vista conceptual «los ciclos perpetuos» haciendo una reinterpretación del clásico a través de disciplinas artísticas contemporáneas.

Finalmente, y con el «Outono» en marcha, sus responsables concluyen que participar en el certamen es «como participar en la propia vida».

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