Anova concluye su segunda asamblea todavía más dividida

Beiras advierte a los críticos: «Se acabó el volver a enredarse en si somos así o asá»

Anova concluye su segunda asamblea todavía más dividida efe

c. pichel

Alcanzar la paz interna en Anova es una quimera. Los dos bandos existentes en el partido liderado por Xosé Manuel Beiras —el oficialista apuesta por afianzar AGE y el de los críticos, aglutinados en torno a Cerna, prefiere tender puentes con el nacionalismo— se han propuesto que ese 1% que los separa se acabe convirtiendo en un puente insalvable.

Nada hace presagiar, a día de hoy, que logren entenderse. Ni nadie apuesta por ello, conscientes de que lo que está en juego ya no es un proyecto político, sino una batalla por el poder. Una lucha interna en la que, aunque por muy estrecho margen, la posición oficial —representada por el propio Beiras y el alcalde de Teo, Martiño Noriega,— ha conseguido imponerse en todas las votaciones trascendentales que se han llevado a cabo durante este fin de semana con motivo de la celebración de la segunda asamblea de la formación .

Así ocurrió el sábado cuando hubo que decidir la readmisión o no de varios militantes de Redondela expulsados, un debate que llegó a provocarle «asco» al portavoz nacional en funciones, o este domingo por la mañana al votar la enmienda a la totalidad a la tesis política, finalmente rechazada. Fue uno de los viejos lugartenientes del de Brión, ahora referente de Cerna, Luis Eyré, el encargado de defenderla y de alzar la voz contra el BNG y los socios de Anova en el Parlamento: Esquerda Unida, una fuerza que tildó de «igual de sectaria» que el Bloque.

Beiras, sin embargo, no tuvo más que palabras de agradecimiento a Yolanda Díaz, presente en la clausura de la asamblea, y los suyos. Su reprimenda no fue de puertas afuera, sino para los de dentro. «Se acabó el volver a enredarse en si somos así o asá. Hay documentos de sobra que lo explican», espetó el histórico líder nacionalista a los críticos tras dar por concluido «el proceso de constitución de Anova». Ahora, y desde una unidad interna a la que apela , ésta debería erigirse en «herrramienta» de un «proyecto común de la ciudadanía común» en donde sí puedan existir «diferentes lecturas», pero «convergentes» dentro de los principios de la formación. Los mismos a los que Beiras se refirió el sábado para lanzar un ultimátum: o éstos triunfaban, o él daría un paso atrás.

Un proyecto, también, que se diferencia del BNG por la práctica del «internacionalismo». «Es indispensable abrirnos», avisó. Entre sus palabras, recesos en forma de aplausos de la mitad de los presentes y brazos cruzados de la otra mitad. La dicotomía es tal que incluso su «compañera» decidió abandonar la sala antes de que finalizase su discurso. Porque la unanimidad solo la consigue el himno gallego y alguna que otra propuesta sobre el Tratado de Libre Comercio. Anova en estado puro.

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