abc en el rodaje de «Códice»

«¡Y acción!» en la nave central

La Catedral de Santiago se transforma de madrugada en un privilegiado plató para revivir un robo donde el guión maniobra con un final conocido

«¡Y acción!» en la nave central miguel muñiz

abraham coco

Es medianoche en la Catedral de Santiago, cuando se ensaya la secuencia 19. «Prevenidos para toma», se escucha apenas diez minutos después en la nave central. Se pide silencio porque, aunque no haya misa, hay rodaje. El último de cinco semanas de trabajo en las que un electricista ha birlado el «Códice Calixtino» y, de nuevo, le van a descubrir. La escena del hallazgo se filmó hace días, pero hoy —así son las tripas del cine — va a confesar.

«El momento más especial de la miniserie es el que vamos a rodar ahora, por la duración y por la implicación de los personajes principales. Es el instante previo al reconocimiento del robo. Cuando Manolo admite que ha sido él y viene a entregarse». Lo cuenta el director Jorge Cassinello (Pontevedra, 1981), sentado en un banco del santuario en conversación con ABC dos horas antes.

Cuando el templo cierra, comienza el ajetreo para convertirlo, hasta el amanecer, en un plató de cine privilegiado en el que el decorado es románico o barroco según donde se mire. El coreano Jerome Kim, responsable de fotografía de la «tv movie» de dos capítulos que en diciembre estrenará la TVG y que en breve se promocionará en mercados internacionales, va de acá para allá. Mientras, en la cercana hospedería de San Martín Pinario, los actores Miguel de Lira y Antón Durán «Morris» se someten a un rápido proceso de envejecimiento. En una hora, el primero se convierte en el protagonista del hurto, mientras el segundo se transforma en un deán de canas pintadas.

—¿Buscar el «Códice» sabiendo que al final aparecerá y que el ladrón será detenido no es jugar con ventaja?

—Es el clásico «Colombo». Desde el principio sabes qué ocurre, pero no por qué y para qué. Nos centramos mucho en el estudio de los personajes, las relaciones entre ellos... La historia te ofrece una ventaja: tienes que ir por un camino. Pero en ese camino hay distintas paradas y giros y tienes que añadir un factor sorpresa mayor —responde Cassinello—. El espectador va a encontrar muchas historias de relaciones y un estudio del electricista, el protagonista al que todos los personajes rodean. Aunque el «Códice» tiene un valor en sí mismo, lo tratamos a través del valor que tiene para los personajes. Así tiene un toque más emocional y personal.

Para María Vázquez, por ejemplo, es una obsesión recuperar el manuscrito catedralicio sin rasguño alguno. La actriz es una introvertida inspectora de Madrid que regala sonrisas a la vez que vigila la sesión de maquillaje de sus compañeros. Desde que fue madre no había vuelto a rodar de noche y, aunque por la mañana le cuesta dormir, lo compensa con ese «plus de magia y misterio» que supone grabar en la Catedral, el escenario de lujo que la Iglesia compostelana ha cedido a las cámaras. Esta noche Manolo le va a contar toda la verdad. Reconocerá el hurto y ella adelanta que hasta empatizará con él.

Sin charlar con el ladrón

Trini F. Silva peina y emblanquece cada mechón por última vez a De Lira. «Los personajes dan para muchas películas , incluso para otros géneros. Es un thriller, pero sería fácilmente una comedia negra. A veces dan ganas de dar una pirueta, pero ahí está el equipo de dirección, bárbaro, para no desviarnos».

A punto estuvo de entrevistarse con el verdadero Manolo, «pero no fue posible. Está pendiente de juicio y la abogada...». Así que afronta un «personaje difícil, con muchas aristas» echándose en brazos del director. Aunque no conoce al único acusado en esta famosa investigación, afirma que lo entiende: «Otra cosa es que lo comprenda».

«Morris» se mira al espejo y bromea a su lado antes de vestirse con sotana: «Envejecí tantas noches de joven que ahora rejuvenezco». Del auténtico deán asegura que solo ha copiado la mirada, enigmática incluso durante esta entrevista. «El "Códice" plantea interrogantes que no aclarará la película . Yo recojo esas dudas y las planteo, pero no las resuelvo». A las 23.30 sale hacia la Catedral. Y empieza a prepararse para dar misa, algo a lo que no acostumbra.

Un sacerdote como asesor

Por eso tiene un asesor. Un sacerdote de verdad, José Sánchez Piso, se ha incorporado al rodaje para fidelizar la liturgia. «La escena queda muy natural. Es lo mismo que haría cualquier cura», felicita a «Morris». Trini echa un poco de laca y Sonia, que se conoce los secretos del vestuario, le añade una faja con barriga: «Es muy poquito, pero suficiente para darle la forma justa».

Cassinello, que dirige su proyecto más ambicioso hasta el momento, no deja de conversar con el intérprete, quien comenta: «¿Hago esta intersección más seguida? Prefiero hacerlo ya casi mirando. Acabo con el gesto hacia aquí». No tardan en afianzar la secuencia. Pasan entonces a la 71.

Se va acercando la una de la madrugada y en breve se incorporarán más de cien figurantes, el comisario Francis Lorenzo y los policías Xosé Barato y Xulio Abonjo. Otros como Carlos Blanco ya terminaron su papel, pero éste se acerca a saludar al equipo de Ficción Producciones —unos cuarenta más la treintena del reparto — mientras se cambian las cámaras y la iluminación con sorprendente sosiego. «Es el clima que marca el director. Es un gentleman que transmite calma», resume Blanco, juez e hincha del Obradoiro en esta historia de la que alaba un «casting impecable. Es difícil encontrar un electricista mejor que Miguel y miras a "Morris" —ahora con casulla— y ves a un cura».

Y luego están las localizaciones: el claustro, el archivo, varias capillas, el propio altar... Nunca antes se había hecho ficción entre sus muros. «Tener la Catedral para ti es una maravilla. Es como cafeína. Como tomar cuatro "red bulls". Todo lo que ves aquí a solas te aporta muchísimo. Somos muy conscientes del privilegio que supone. Hemos sacado el mayor partido posible y siempre con el mayor respeto», relata ilusionado Cassinello. Y entonces nos marchamos sin hacer ruido cuando todavía quedan un generoso puñado de horas en vigilia antes del estreno.

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